Visión cenital
Aquella atalaya desde donde me deleitaba, apenas manteniendo lo básico del mecanismo, era el lugar perfecto que tanto tiempo costó encontrar al Director.
Se divisaba perfectamente hasta el relieve más sutil del paisaje diseñado. Ríos, valles, montañas... incluso esos seres bípedos tan extraños.
Lo extraño fue cómo me llamaron... Dios.
Se divisaba perfectamente hasta el relieve más sutil del paisaje diseñado. Ríos, valles, montañas... incluso esos seres bípedos tan extraños.
Lo extraño fue cómo me llamaron... Dios.
El universo puede que sea una inmensa matrioska diseñada en estratos por un ser superior que, a su vez, estará inserto en otra dimensión en la que otro director supremo diseña a su vez.
ResponderEliminarInteresante relato con perspectiva original, Rafael. Nos dejas un micro que abre boca a la imaginación y a ciertos cuestionamientos metafísicos, como que llamamos Dios a aquello que no comprendemos. Saludos.
Pese a ser el creador le parecían extraños esos sere bípedos, nos ha salido cachondo el jefe supremo.
ResponderEliminarY su nombre, tal vez haya que hacer un referendum.
Relato reflexivo, Rafael.
Un abrazo.
Nadie está más en el cenit que Él (con mayúscula). Tal como lo dibujas en tu relato tiene dos cosas que no me disgustan, pues le hacen casi humano. Tampoco sería tan raro, si es verdad eso de que nos hizo a su imagen y semejanza. Una es que parece un tanto despistado, pues no recuerda haber creado a esos seres bípedos. Otra es que se asombre del nombre que le han puesto.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Desde esa visión cenital este ser superior contempla con deleite y asombro nuestro mundo. Pero sobre él existe, a su vez, otro ser que lo orquesta todo, ampliándose las perspectivas del relato y del Universo.
ResponderEliminarUn relato muy interesante, Rafael. Un abrazo.
Genial, ese director divino que nos vigila en un plano secuencia por supuesto, cenital me ha llegado a la patata.
ResponderEliminarEspero que tengas buenas votaciones. Un saludo Rafael.
Un Dios que recibe órdenes y destinos laborales de un desconocido Director (con mayúscula inicial) es una historia tan origina que no es posible que nadie se espere, entre otras cosas porque teníamos entendido que Dios era uno (vale, y trino, pero único).
ResponderEliminarMuy buen relato, Rafael, pensado meticulosamente para que pensemos, para que reflexionemos sobre la existencia de Dios y su divina creación, donde estamos nosotros, como seres bípedos extraños que somos y que ponemos raros nombres a lo que ignoramos.
Enhorabuena y nos seguimos leyendo.
Saludos cordiales.
¿Un Dios sobre otro Dios?
ResponderEliminarMe dejas pensando sobre el tema y sobre todo, viendo cómo somos de raros nosotros, esos seres bípedos...
Enhorabuena, muy potente esta "Visión cenital".
Beso grande.
Malu.
Gracias a todas....
ResponderEliminarSiempre he tenido (mejor dicho, sigo teniendo..) una sensación de duda sobre lo trascendente. No tengo reparos en definirme como agnóstico deseoso de creer.
En ese hipotético escenario creador...¿quién nos asegura que D no es algo/alguien inesperado?...
Abrazos
Inesperado, podría ser, pero hasta ficticio, inexistente, creído, creado, ... hasta todo eso amigo Sancho. Buen relato Rafael. Saludos, Antonio Ortuño
ResponderEliminarSospecho que a Dios le aburrimos y me temo que no se ocupa de nosotros.
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Rafael
Ya lo dices, se deleitaba, solamente se deleitaba.
ResponderEliminar