Platero
Detrás de la pantalla que había entre nosotros, guardaba un corazón que diríase todo de algodón. Sin embargo, nunca pude llegar hasta él en plenitud. Por las noches, yo solo apreciaba su pelamen rucio, sus orejas de asno, y unos ronquidos a modo de rebuznos, que no me dejaban dormir.
Dicen que todo el mundo tiene algún encanto, aunque para encontrar el de algunos hay que bucear bien profundo y ni así. Peludo, con orejas grandes y unos ronquidos inhumanos, hay que querer mucho a ese hombre, emparentado con el personaje de Juan Ramón, al que, sin duda a su pesar (y más al de su mujer) homenajea, todo ello envuelto con un fino humor. Me gusta ese "llegar hasta él en plenitud".
ResponderEliminarUn abrazo grande, Luis
Un abrazo, maestro
EliminarTu espejo de plata nos enseña que ni el amor es perfecto. Aprender a vivir con semejantes "deficiencias" en la rutina pone a prueba toda poética de la convivencia. Habría que dar tu micro a leer a muchas parejas de las que empiezan para que a su cuento de príncipes y princesas añadieran un anexo de escollos que en la práctica real moderan la felicidad.
ResponderEliminarIronía suma la tuya.Saludos, Luis.
Un abrazo, Manuel
EliminarLuis, cuando digo que eres único, es por algo... gastas un humor fino, finísimo... ja, ja, ja...
ResponderEliminarSolo una preguntita, ¿esto fue así desde el principio? ¡Qué valor!
Un beso.
Malu.
¡Malu, mi inspiración! ¡Cómo me alegra que te animes por otros rincones! Un besazo
EliminarUn gran corazón, pero una convivencia difícil y unas noches infernales. Curioso micro. Saludos, Luis
ResponderEliminarPlatero, para mí ha sido un "personaje", muy especial. De niña, casi lloraba tanto con él como con Bambi. Y todo lo suyo, ronquidos incluidos, me sonaba a música celestial.
ResponderEliminar¡Se me está formando una lágrima pensando en su cuerpo y corazón de algodón. ¡Hip, Hip, Hip!
Saludos y suerte, Luis
Pulcritud, como siempre, en tu esmerada escritura tomando esta vez al más famoso personaje de uno de nuestros más ilustres escritores, Nobel humilde.
ResponderEliminarEnhorabuena, Luis.
Un abrazo.
Pablo
Lástima que no llegara hasta él en plenitud y sólo se quedase con lo engorroso de la convivencia.
ResponderEliminarMuy buen micro. Enhorabuena!
Ahí hay y ha habido amor del bueno, de ese que supera los ronquidos y lo que haga falta. O eso me trasmite el micro; aunque, quizás, con el tiempo y los años... las cosas cambien.
ResponderEliminarNo sé, Platero siempre me trasmitió mucha ternura. Supongo que es eso.
¿De qué me sonará a mí eso de roncar? Lo mejor, cada uno en su camita y Dios en la de todos, sean Plateros o Rucios. Muy ocurrente. Me ha gustado, Luis. Suerte amigo.
ResponderEliminarHay veces en que ser consecuente con el amor exige cierta heroicidad personal.
ResponderEliminarMuy bueno y divertido, Luis.
Un abrazo.
La verdad que convivir con todas esas deficiencias es una verdadera prueba de amor.
ResponderEliminarMuy buen micro, Luis.