Gallo de corral
Paseaba pavoneándose con supremacía. Nunca se rebajaba a mirar, ni tan solo de reojo, a los súbditos de su reino. Cuello siempre estirado, mirada al cielo. Espalda recta, siempre altivo. Por no mirar no vio la piedra en el camino, cayendo de morros a los pies de quienes tanto despreciaba.
Caemos esclavos de nuestra propia soberbia cuando nos colocamos por encima de los demás sacando la cresta del ego a lucir en el corral. Pero el ego tiene los pies de barro y tarde o temprano, acaba por caer. Una buena lección sobre la vanidad para empezar la mañana.
ResponderEliminarSaludos, Jessica.
Hola, Jessica. Me ha recordado al micro de Luis, el del dino y el roedor. Deja ese sabor a lección por aprender y aplicar. Son tantas las materias que no practicamos, que nos enseña la escuela de la vida a base de tropezar y caer, tropezar y caer... Muy buen micro. Un beso.
ResponderEliminarEra de esperar: tanto galleo nunca acaba bien.
ResponderEliminarSaludos, Jessica