La muerte del poeta

Diecisiete semanas y tres días sin escribir una sola línea.

La primera luz de la mañana iluminó el cuerpo lleno de vida que descansaba a su lado. Paz, por fin. Por primera vez sentía que todo encajaba.

El lunes llamaría para aceptar el trabajo en el almacén de su hermano.
Escrito por Ignatius Tercero

6 comentarios :

  1. Cuatro meses es mucho tiempo sin escribir, quizá demasiado para las pretensiones de ese poeta que vive dentro del personaje. Si hace bien o no al tirar la toalla y dejar que su inquilino se dedique a asuntos más prácticos, eso nunca lo sabremos.
    Me ha gustado mucho tu relato, Ignatius. Elegantemente descrito.
    Enhorabuena y Saludos.

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  2. Decía P.D. James que cualquier trabajo puede servir de inspiración para un escritor. Así que, después de todo, quizá el poeta no haya muerto.
    Un buen micro. Saludos, Ignatius

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Si de verdad es poeta, sabrá sacar la vena idem, de esta nueva experiencia laboral. Todo tiene su encanto, aunque esté muy escondido.
    Suerte Ignatius y un saludo virtual

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  5. Ese poeta no puede morir.Quedará en su interior el germen de sus versos y florecerán en las circunstancias más anodinas o más adversas en las que le toque vivir.
    O no era un verdadero poeta...
    Un abrazo, Ignatius.

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  6. Un poeta nunca muere, ni siquiera después de muerto (cuando ya no tiene latido).
    Pero tiene que vivir, subsistir y no le queda otra que aceptar un trabajo que no le gusta.
    La poesía saldrá tarde o temprano, estoy convencida.
    Enhorabuena, Ignatius.
    Malu.

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