Juntos o separados: papá y mamá

Allí, mis alumnos, entristecidos, esperaban mi respuesta:

—Diana, Pepo, claro que seguís siendo una familia. Yo también lo viví de niño. ¡Ahora tendréis dos casas! Habrá cambios pero, para vuestros papás, siempre seréis lo más importante, ya lo veréis. Sois estupendos. Vais a ser muy felices. Os quiero mucho, muñequitos.
Escrito por Enrique Caño

16 comentarios :

  1. Eduardo Martín Zurita1/3/18, 11:38

    Hola, Enrique.
    Los niños juegan muchas veces con los trasuntos de la realidad que ven o palpan o intuyen o han padecido. Magnifico texto, en el que, según lo interpreto un niño juega a maestro con sus muñecos y les habla de la separación de los padres, trayendo las conclusiones que obtuvo con la separación de los suyos propios. Y en plan esperanzador, tras la separación de los padres hay felicidad a pesar de los cambios. Me ha gustado mucho tu propuesta. Un abrazo.

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    1. Enrique Caño Amaro27/3/18, 22:11

      Hola, Eduardo. Muchas gracias por tus palabras. La verdad que no era mi intención contar la historia de un niño jugando a ser maestro pero podría ser una propuesta muy interesante y adecuada también. Y, como bien dices, puede haber esperanza a pesar de los cambios, ¡claro que sí!
      Un abrazo.

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  2. Un buen profesor siempre está dispuesto a ayudar con sus palabras, aunque como en este caso, le suponga evocar sucesos (tal vez dolorosos) que él también ha vivido. Y ojalá que esos niños no sean la bola de pin pon de sus padres, como en ocasiones y por desgracia sucede. Yo, al contrario que Eduardo, me voy por la más punzante realidad. Me ha gustado, Enrique. Un abrazo.

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    1. Enrique Caño Amaro27/3/18, 22:14

      Acertada la interpretación que das,al menos era la idea que pretendía plasmar. Como bien comentas, Jesús, ojalá que esos niños no se conviertan en una bola de ping pong que viene y va.
      Un abrazo.

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  3. No es lo ideal, todos los sabemos, digan lo que digan, un niño necesita dos progenitores que se complementan, aunque si éstos no son capaces de convivir juntos, mejor que se separen de una forma civilizada. Reflejas una realidad frecuente, desde la perspectiva de un docente, que tan bien conoces. Los realmente buenos en su profesión, como tú lo eres, saben empatizar con los pequeños, dentro de una formación humana y completa, no solo basada en materia académica. Otro ejemplo de sensibilidad y bien hacer de alguien que conoce y ama un oficio y sabe transmitir sus pormenores con palabras, en pequeñas historias que son muy grandes. Aún a riesgo de repetirme, diré que ya tienes otro para el libro.
    Un abrazo grande, Enrique

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    1. Enrique Caño Amaro27/3/18, 22:20

      Lo cierto, Ángel, como has comentado y también comparto es que cuando dos padres no pueden convivir juntos de ninguna manera, lo mejor para todos es comenzar de cero.
      Bien llevado, como creo haber tenido la fortuna en mis carnes de vivir, pienso que no tiene por qué desestabilizar a los niños, es más: puede otorgar nuevas oportunidades de madurar y aprender desde otros puntos de vista.
      Un abrazo, Ángel, siempre encantado con tus palabras.

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  4. Bonito y triste. El niño no deja de resaltar en la última palabra que Diana y Pepo van a ser unos muñecos con los que van a jugar. Un abrazo Enrique.

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    1. Enrique Caño Amaro27/3/18, 22:25

      Podría ser, ciertamente, una interpretación muy acertada. Aunque, la verdad, que ese "muñequitos" solo pretendía ser una forma cariñosa de referirse a los niños. El entrecomillado hubiese sido más preciso para resaltar ese matiz.
      De todas formas, también me gusta mucho esa interpretación.
      Muchas gracias, Cristina, por tus palabras.
      Un beso.

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  5. La separación de los padres puede ser traumática para los niños si no se extreman la responsabilidad y el cariño. Aquí el maestro juega un papel importante en la estabilidad emocional de los niños.
    Otro micro que muestra tu buen oficio de educador, Enrique. Besos.

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    1. Enrique Caño Amaro28/3/18, 20:19

      Cierto, Carmen: las separaciones hay que hacerlas con tacto para los hijos. Intentando, en la medida de lo posible, mantener la máxima estabilidad en sus vidas.
      Muy acertado, como siempre, tu comentario, Carmen.
      Un beso.

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  6. Jugar a los mayores es comprender su mundo, readaptar angustias y sentimientos a nuevas situaciones, en este caso tan dolorosa como es la separación de los padres para los niños. Un tema tratado con la sensibilidad y la profundidad que te caracteriza. Un abrazo, Enrique.

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    1. Enrique Caño Amaro29/3/18, 20:09

      La separación de los padres puede ser una maravillosa oportunidad para ir, gradualmente, despertando las conciencias de los pequeños. Eso sí, debe ser hecha con mucho tacto para darles tiempo para entender -y asumir- que aunque la vida vaya y venga, el cariño siempre prevalecerá de un modo natural en cualquier circunstancia o desaveniencia: y eso genera certeza y seguridad, dos aliados clave en este proceso de separación separación.
      Gracias, Manuel, por tu comentario.
      Un abrazo.

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  7. No sabemos cómo de traumática fue la experiencia del maestro, pero su papel es ayudar a esos niños animándolos y quitando hierro al asunto. La última frase puede esconder un doble mensaje. Junto a la declaración de cariño del maestro hacia Diana y Pepo, ese "muñequitos" puede revelar su miedo a que acaben siendo utilizados interesadamente por unos padres todavía resentidos el uno con el otro. Un tema cada vez más actual, Enrique, que has sabido plasmar con claridad y sensibilidad. Un abrazo.

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    1. Enrique Caño Amaro30/3/18, 11:28

      Yo creo que los padres de Diana y Pepo sabrán hacer bien las cosas para no perjudicar a sus hijos y no usarlos de forma arrojadiza el uno contra el otro. Pues iría en detrimento de ambos. Cada vez hay -espero- más concienciación e información sobre los pasos a seguir para paliar los desajustes que puedan ocasionar a los pequeños.
      Gracias, Juana, por tu comentario.
      Un abrazo.

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  8. El maestro como ese tercer padre extrapolado, marca de la casa de tus relatos. Ojalá los profesores fueran ese punto de apoyo que a veces falta en casa.
    Un placer leerte, Enrique.
    Un abrazo.

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    1. Enrique Caño Amaro30/3/18, 11:36

      Lamentablemente, en muchos casos, los hijos viven de primera mano las acciones hirientes de la particular batalla entre ambos progenitores. Es necesario empatizar con ellos pues el hecho de que uno decida no seguir conviviendo con su pareja no implica no entender que los hijos tienen derecho a seguir viendo a ambos. Es un asunto delicado pero los pequeños tienen que estar por encima de estas desaveniencias.
      Un abrazo, Antonio.

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