Desde la terraza
Una mujer saluda cuando el coche se va. Suena la ropa tendida al sol cantando canciones de otros tiempos. Ahora, solo quedan los mensajes de buenos días. Su mano corre deprisa pariendo palabras que salen solas y solas se quedan en el cuaderno azul marino. Detrás, el tiesto de geranios.
¡Qué belleza!
ResponderEliminarTu texto es una lección magistral del poder evocador de la sencillez, Carmen.
Aplausos, ovación grande y muchas, muchas gracias.
Muchísimas gracias Patricia, por tus aplausos...
EliminarMe da un poco de vergüenza venir por aquí. Últimamente no leo ni comento, no tengo excusas posibles...otras actividades me tienen ocupada. Poco a poco os iré leyendo a todos los CINCUENTISTAS, eso espero.
Besicos a repartir.
Una demostración de que desde la sencillez de un argumento sencillo,también es posible obtener belleza.Enhorabuena.
ResponderEliminarSimplemente, bello y lleno de imágenes diarias. Un beso.
ResponderEliminarLa existencia va fluyendo con la monotonía del tiempo, solo el cuaderno es testigo de las emociones que aún palpitan en su interior. Muy bueno, Carmen. Un abrazo.
ResponderEliminarTu relato describe la belleza de la vida sencilla, encerrada en saludos, canciones, luz, plantas y escritura. Parece poco, pero es muchísimo: serenidad, alegría y pensamiento.
ResponderEliminarUn micro muy hermoso, tocaya. Besos.
Solo me queda unirme a los parabienes precedentes: me ha gustado la placidez de la escena y la forma de mostrárnosla. Suerte, Carmen. Saludos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Joaquín Galán, Maite Moreno, Salvador Esteve, Carmen Cano y Jesús Garabato
ResponderEliminarBesicos, amigos