Final feliz

Su respiración es agitada y el corazón retumba en sus oídos. Afuera, el caos. Turbas de poseídos deambulan por las calles. Tiene el antídoto, pero el cañón no está en la habitación. Lo han engañado. Cuando quiere escapar, la puerta cede. Se inyecta el suero; morirá descuartizado, pero no retornará.
Escrito por José Torma - Web

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