Niños robados

Nos envían de una patada a las calles llenas de charcos que mezclan la lluvia con lágrimas de madres desposeídas de su mejor fruto.

Ocultaron nuestro origen, mintieron sobre nuestra soledad.

Nunca supimos de ellas. Ellas creen que no fuimos vida; creyeron que nacimos sin existir.

Y quizá lleven razón.
Escrito por Manuel Sanz Lázaro - Web

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