La terapia

El mayor avance científico se lograba, por fin, patentar. Detener el envejecimiento gracias a la teoría de Kant, sapere aude, atrévete a dudar, revolucionaba las terapias rejuvenecedoras.

La juventud dependía de la curiosidad y anhelos personales.

Desparecía la paradoja de cada primavera: nuestra vida se marchita y las rosas florecen.
Escrito por Francisco Rubio Yepes - Web

10 comentarios :

  1. Me encanta el sistema que se patenta. Es claro y notorio que se sigue siendo joven en tanto se mantenga la curiosidad, la capacidad de admiración, las ganas de aprender y, en definitiva, "sapere aude" que aunque lo trató Kant (entre otros), es tan antiguo como la Humanidad y fue y es el motor del conocimiento desde entonces.
    Me ha encantado tu micro, Paco. Eres un buen filósofo.
    Un fuerte abrazo, amigo.

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    1. Deberíamos poner de moda la imaginación filosófica. Siempre está esa especie de espada de Damocles: "es una actividad inútil". Nos olvidamos de su origen, de entrenar una actitud para extrañarnos del mundo. Solemos sucumbir ante las creencias preconcebidas. Lederman, premio Nobel de Física 1988, decía que la curiosidad guiaba a la dicha de entender y ese era el "gozo intelectual". Creo que realizó una comparación crítica. En una charla confidencial dijo: "es mejor que el sexo".
      Muchas gracias, Isidro, y que sigas rejuveneciendo.

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  2. Nadie puede detener el proceso natural que deteriora, poco a poco, la máquina biológica que nos sustenta, para la que no hay recambios. Pero una cosa es el inevitable desgaste físico y, otra muy diferente, dejarse arrastrar por él. Por larga que sea una vida siempre es escasa para aprender todo lo que quisiéramos. Nunca deberíamos perder la curiosidad del niño que tenemos dentro y todo lo tiene por descubrir. Mantener juventud y actividad es la opción más saludable y es algo voluntario, de ahí que "La terapia" de tu relato tenga todo el sentido y no puede dejar indiferente.
    Un saludo, Francisco

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    1. Muchas gracias, Ángel. Espero que resulte terapéutico. Aunque algunos científicos (y provocadores) prometen que en 2045 el hombre conseguirá ser inmortal. Recuerdo el cuento de Borges en el narra la vida del tribuno romano Marco Flaminio Rufo. La búsqueda de la inmortalidad y la paradoja de padecer esa vida eterna le lleva a reflexionar si no es una condena. Se habla también de que si fuésemos inmortales perderíamos el sentido de la vida. Dilemas que se desdibujan con el interés de la eterna juventud corporal. Pero ese don comienza en el cerebro y ese afán de asombro por buscar el sentido a la vida. Sobre todo, desde esa palanca "sapere aude", que empuja hacía la libertad.
      Un cordial saludo, Ángel.

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  3. Maria Galerna9/6/18, 22:18

    Muchas veces se dice que la edad mental, no concuerda con la física. Igual el cuerpo envejece antes y mantener la curiosidad hace que nuestro interés rejuvenezca nuestra psique.
    Seamos niños y mostremos asombro por todo, como si siempre fuera algo nuevo
    Buen micro, Francisco.

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    1. Sí. En la infancia vivimos de un modo distinto. No hay nada imposible.
      Se sabe que nuestro cerebro está diseñado para mantener vivo a su poseedor. Ordena a nuestros órganos para la vida. Muchas veces subestimamos el poder que tiene nuestra mente para ayudarnos a alcanzar las metas de nuestra vida. Busquemos "cosmética neuronal" de una marca muy conocida: Lectura, creo que se llama.

      Muchas gracias, María.

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  4. Mantenerse joven siempre ha estado al alcance de las mentes curiosas. Hay jóvenes de noventa años y viejos de treinta. Otra cuestión es el deterioro físico, guiado por el paso del tiempo. Apuntémonos a la "cosmética neuronal" que mencionas, Francisco.
    Un buen micro filosófico. Abrazos.

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    2. Muchas gracias, Carmen. Lo bautizo como "cosmética neuronal" pero se anuncian neurocosméticos. Es increíble todo lo que gira alrededor del antienvejecimiento. Para no caer otra vez en tema del cuento de Borges, El Inmortal, y en dilemas sobre la finitud de la vida, creo que tienes toda la razón: Cuidemos nuestra mente, nuestra consciencia y nuestro físico será recompensado. Siguiendo a Sabina en su "Pastillas para no soñar", si quieres vivir 100 años, pregunta en la farmacia.
      Un abrazo, Carmen.

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