Decimonónica alarma

Cuando saltó la alarma en su PC, Amaranta hizo lo suyo de su rodada silla. Vip, vip, vip... Los ojos de la funcionaria crecían al compás del irritante sonido; la sorpresa menguaba a medida que descifraba el mensaje encriptado. La instancia no podía cursarse por un decimonónico "vuelva usted mañana".
Escrito por Ana García Ortiz

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