Castigo divino

Esa sensación regresaba de nuevo. Era la cuarta vez que le ocurría, y le proporcionaba una extraña sensación de desasosiego e impotencia. Había olvidado otra vez su nombre, lugar de procedencia y destino.

Debía decírselo a su familia, pero no quería reconocer que era presa de él, el maldito alzhéimer.
Escrito por Gloria Arcos Lado

3 comentarios :

  1. Debe ser muy duro asumir algo así, no solo por el sufrimiento personal, también por el que se teme que producirá también a las personas más allegadas, además de muchos problemas añadidos.
    Que todos tenemos fecha de caducidad es algo que sabemos, otra cosa es padecer un mal cruel, comparable a un "castigo divino" como bien señalas en el título.
    Un abrazo, Gloria

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  2. Sí, no me lo puedo imaginar. Perder tu identidad, tus recuerdos, es como perder tu existencia. Dejas de existir en ese instante, no tienes conciencia de quién eres, y lo peor creas sin desearlo, ni saberlo, un gran sufrimiento a aquellos que te quieren. Muchas gracias por tus comentarios sabios, estimado Ángel. Un abrazo enorme. Gloria

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  3. Eso si que es verdaderamente un castigo. Para todos, para el afectado y los otros "afectados" que están a su lado o que tienen que convivir con él (si es que tiene esa suerte); y puede que incluso peor para estos. Y no digamos si pasa como con tu protagonista, que parece darse cuenta de lo que le ocurre, al menos por ahora. Relato de los que hacen pensar. Suerte, Gloria. Un beso.

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