Y no nos dejes caer en la tentación

—¡Por Dios! —se dijo ella—. ¿Qué hay en ese hombre que te ha hecho olvidar la decencia?

Pensó en el profesor y la violencia del recuerdo agitó su cuerpo. Ya no dependía solo de su voluntad. Era más fuerte.

Ahora todo pasaba por su habilidad para plagiar en el examen...
Escrito por Ruperto

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