Grasa

Devoró ansiosamente la hamburguesa mientras el sésamo del pan se le incrustaba en los intersticios de los dientes. Masticaba montones de patatas fritas y bebía de su refresco de Cola. Sudaba grasa por los poros de su cara mientras un olor a rancio le subía de la camisa color salmón.
Escrito por Emilio Álvarez - Web

Viaje a ninguna parte

Los dos en el coche, callados durante horas. Tú con la mirada fija en la carretera. Yo, dormitando a ratos, mirando el paisaje que vuela por mi ventanilla. El viaje se hace eterno.

Creíamos que estas vacaciones lo arreglarían todo. Pero este viaje demuestra lo contrario: viajamos a ninguna parte.
Escrito por Maest

"¿Vive?"

"Camina" "No te detengas" "Corre" "Más rápido" "Atiende" "Escucha" "A comer" "Despierta" "A dormir" "Haz la cama" "Corre" "Más rápido" "Estudia" "Trabaja" "Camina" "No te detengas" "Reza" "Ama" "Odia" "Desprecia" "Recuerda" "Olvida" "Despierta" "A dormir" "Llama" "Habla" "Sufre" "Más rápido" "Atiende" "Lee" "Aprende" "Bebe" "Fuma" "Estudia" "Trabaja" "Juega" "Gana" "Olvida"
Escrito por Javier Juste - Web

El suicida precoz

De súbito, el frío penetraba en su casa y lo arrastraban hacia el exterior a la fuerza. Trató de aferrarse a su hogar como fuera, dejándose los pulmones en cada llanto, pero era inútil. Desahuciado e incapaz de afrontar su destino, agarró con decisión su cordón umbilical y se ahorcó.
Escrito por Álex Garaizar

Infierno

Se sintió asfixiado. Le habían llevado contra su voluntad y se encontraba angustiado. A duras penas tenía sitio y, despojado de sus ropas, su piel se quemaba lentamente. Tenía hambre y sed, y en vano intentaba distraerse mientras aspiraba un profundo olor a sudor, pies, salitre y Nivea. Maldito Benidorm.
Escrito por Faroni

No solo de pan vive el hombre

—¿Cuánto cuestan?
—Son gratis, señora.
—¿Gratis? ¿Y me podrías dar uno ahora?
—¡Claro!
—Es que lo necesito mucho, ¿sabes?

El muchacho se acercó a la ancianita y la arropó cálidamente entre sus brazos. A la mujer se le saltaron las lágrimas: hacía tanto tiempo que nadie le daba un abrazo...
Escrito por Víctor Pérez

La vida pirata: Garfio

Los truenos retumbaban resplandecientes en sus ojos azules con cada estocada y cañonazo en cualquier batalla. Con el rugir del mar en el corazón y el rojo embravecido en su casaca se lanzaba al combate. Con su garfio se abría paso o retiraba sus rebeldes cabellos. Todo aquello era él.
Escrito por C.