Una muda promesa es decir no

—¿Me invitarás a cenar?

"Haré más que invitarte a cenar: compartiré contigo mi mesa, mi tiempo, mi cama, mi armario, mi alma...", pensó en contestar perdido en el pétreo iris marrón de sus ojos.

Alma se giró al fin, decepcionada ocultó una lagrima; no pudo escuchar, sentir sus sentimientos.
Escrito por Rosa María García Palacio - Web

8 comentarios :

  1. Las palabras, en determinadas ocasiones, no deben ser pensadas, sino dichas. Porque luego pasa lo que pasa.
    Va mi me gusta, Rosa María, por este amor interrumpido por no pronunciarse esas palabras que la otra persona quiere oír. Y también te doy, de camino, mi cálida bienvenida a esta familia literaria de cincuentistas.

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    1. Muchas gracias.
      He estado, y aun estoy, un poco alejada de la civilización, lo que me dificulta la conexión.
      Procuraré conectarme un poco mas a menudo.
      Saludos

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  2. Cuantas sensaciones quedan captadas en tus cincuenta palabras.
    Me gustó dar lectura a tu narración.

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    1. Gracias Ricardo. Me hace tanta ilusión el que te haya gustado.
      Saludos

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  3. Argh! Te dan ganas de decirles algo... No se pueden ir así!
    Pero es possible que así acaben, antes de empezar, algunas historias.
    En fin...
    Bienvenida Rosa María.
    Carme.

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  4. Efectivamente, lo que queda sin pronunciar no existe para los demás. Cuántas veces al día se repetirá lo que tan bien nos narras en tu micro. Un saludo, Rosa María, y bienvenida.

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  5. Creo que hay que darle una segunda oportunidad a esta pareja, esto no puede quedar así.
    Reflejas perfectamente los sentimientos de ambos dos, uno por no decir y otro por no poder oír lo que quiere.
    Un beso, me ha gustado Rosa.
    Malu.

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