Pozo
En aquel hondo y oscuro agujero, su desesperación se hacía más grande a cada segundo. Sus esfuerzos por salir de allí eran estériles; siempre volvía a caer a lo más bajo. En lo alto asomaron su mujer, hijos, amigos y familiares. Pero nadie fue capaz de sacarle de su soledad.
Qué triste, pero qué cierto. A veces, tiene que ser uno mismo el que se aúpe fuera de ese pozo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Real como la vida misma. I like it!
ResponderEliminarNo hay peor abismo que el que puede llegar a formarse en nuestro interior, ni otra mano que nos saque de él más que la nuestra.
ResponderEliminarUn saludo
Buen relato, Stbn. Cuenta y conmueve. Y esa frase final añade una duda muy triste. ¿No le ayudan porqué no saben/pueden o porqué no quieren?
ResponderEliminarSaludos.
Gracias a todos
ResponderEliminarStbn