El estudiante
Lo cegaron los focos de colores. Un sobreactuado presentador les dio la bienvenida mientras sus padres saludaban entre el público.
Se fijó en los demás y, sin tiempo para pensar, se lanzó a resolver su puzle de 300.000 piezas. Si se daba prisa, optaría a una de las cajas sorpresa.
Se fijó en los demás y, sin tiempo para pensar, se lanzó a resolver su puzle de 300.000 piezas. Si se daba prisa, optaría a una de las cajas sorpresa.
Si es que lo absurdo de la TV y sus concursos no tiene límite. Igual y dentro de la caja sorpresa hay otro rompecabezas para armar.
ResponderEliminarSaludos, Álex.
Gran crítica a los concursos de TV absurdos, en los cuales es imposible ganar, y lo unico que buscan es su propio beneficio, ya sea por la publicidad o por esas llamadas a teléfonos con tarifas altas y que nunca dan premio.
ResponderEliminarBuen relato Alex, un 50palabras que con solo 50 palabras dice mucho, me ha gustado, enhorabuena.
Un abrazo.
Interpretación made in Pablo, o irse por los cerros de Úbeda, que se dice por aquí.
ResponderEliminarSiendo, como titula el relato, un estudiante, pienso que el concurso es sus estudios y su meta acabarlos, probablemente en la caja sorpresa, tal como está el país, aunque algunos políticos ciegos o mentirosos o ambas cosas crean que todo va bien, haya un plano que le indique dónde está la oficina del INEM más cercana.
Bueno, otra interpretación es la de hacer un enorme puzzle ante las caras ávidas de los televidentes, con lo absurdo de no saber el premio que conseguirás tras el arduo esfuerzo. A lo mejor en vez de un plano hay un GPS, que le dirige también a la oficina del INEM.
Como casi siempre, Álex, nos dejas un relato en el que sé que hay un fondo alojado, tu especialidad, que tiene sus piezas para que intentemos encontrarlas y construir el puzzle correcto. Menos mal que el tuyo solo tiene cincuenta piezas.
Un abrazo.
Pablo.
Todo su esfuerzo y energía por adquirir conocimientos queda relegado a la nada por un minuto de gloria. Los focos ciegan su perspectiva sobre las prioridades de la vida. Muy bueno, Álex, un abrazo.
ResponderEliminarAun con muchas posibilidades de equivocarme, que últimamente no ando muy fino, voy a lanzarme con una interpretación. Allá voy:
ResponderEliminarQue el protagonista sea un estudiante no es casual. En un mundo extremadamente competitivo, y con condiciones laborales en general más bien precarias, la formación ha de ser muy larga, casi interminable, bajo un nivel de exigencia que no parece tener límite, sin saber qué obtendrán al final, de ahí la caja sorpresa. Sus sufridos padres le observan con orgullo, mientras él vive en una prueba constante.
A ver qué tal.
Un abrazo, Álex
Alex, si al estudiante lo cegaron los focos de colores, ya no vio más allá, quedando deslumbrado por la irrealidad de un plató y la efímera fama que proporciona la TV.
ResponderEliminarSe olvida de lo que sabe y en lugar de utilizar su inteligencia actúa por imitación, a lo loco, intentando conseguir un absurdo premio.
Últimamente, algunos jóvenes ven más productivo ir a un concurso como GH que estudiar, pensando que no merece la pena el esfuerzo si luego no hay trabajo.
Muy bueno Alex.
Besos.
Veo una crítica a las pocas oportunidades a las que pueden optar los jóvenes que se preparan. Tu estudiante tendrá que competir con los demás realizando un gran esfuerzo sin, además, saber qué recompensa obtendrá por él. Espero haber interpretado correctamente tu micro, Álex. Un beso.
ResponderEliminarFuturo incierto el de los estudiantes e incluso un poco absurdo y ridículo, como reflejas en tu micro.
ResponderEliminarMe gustan todas las frases, desde los focos que le ciegan, el presentador, los padres ... (Siempre orgullosos de sus hijos...). Y como colofón final, la caja sorpresa. Muy grande querido Álex, tu micro de este mes debería estar entre los ocho finalistas.
Besos.
Malu.
Crecemos aborregados para, sin pensar demasiado, lanzarnos a una absurda carrera de obstáculos hacia la mediocridad.
ResponderEliminarÉsta es mi breve interpretación de tu juguetón relato mensual (juguetón, por lo de dar juego). No es nada fácil lo que haces Álex; consigues elaborar relatos 'juguetones' pero bien construidos, buscando siempre una llaga donde enchufar el dedo.
Mi enhorabuena por ello.
Un abrazo.
Me parece a mí que un puzle de 300.000 piezas es aún más complicado que el encaje de bolillos.
ResponderEliminarTus historias llevan habitualmente una sutil ironía y una rotunda denuncia y eso, como dice Antonio, es muy complicado.
¿Nos cuentas qué hay en las cajas sorpresa?
Un beso, Álex
Triste futuro el de los estudiantes actuales. Pero, ¿quién sabe? Tal vez en la caja sorpresa haya algo verdaderamente sorprendente.
ResponderEliminarCoincido en alabar tu fina ironía, Álex.
Abracicos.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Si me lo permitís, os contento en uno solo porque ando fatal de tiempo precisamente porque estoy estudiando...
ResponderEliminarComo habéis apuntado unos cuantos, se trata de una metáfora del absurdo que vive el estudiante. "Arrojado" sin saber muy bien por qué en un lugar que impacta, del que te hablan bien, en el que la gente parece contenta y del que tus padres se sienten orgullosos, con una inversión brutal de recursos por delante y sin ninguna certeza del resultado que aquello pueda tener. Pero estás metido en el concurso y no hay tiempo (o valor) para preguntarse si habría algún otro camino con mayor sentido. ¡Pero sí, podría salir bien el tema de la caja sorpresa, quién sabe! De esa esperanza vive el estudiante, con el consuelo de verse rodeado de otros "concursantes" como él.
Un abrazo a todos. ¡Y recordad que sin leer el título a veces no se entiende una historia!
*Ah, el puzle del relato tiene 300.000 piezas porque 300 son los créditos que tiene una ingeniería.
EliminarMucha ánimo con lo tuyo, estudiante Álex.
EliminarGracias, Álex, por la aclaración, la verdad es que lo había leído varias veces y no sabía cómo interpretarlo. Dura vida la de los estudiantes que optan por carreras tan complejas, y que al final no encuentran siempre lo deseado en "la caja sorpresa". Buen relato para darle al coco, en los que eres todo un especialista. Un abrazo.
EliminarIncierto futuro el de los estudiantes... Han de intentar todo lo que encuetran, aunque sea absurdo o parezca imposible.
ResponderEliminarMuy bien hilado, con todos los detalles (como el número de créditos!)
Un beso Álex.
El estudio y su actor, vistos como si de un concurso se tratase. Bien es verdad que, en algunos casos, suele ser un concurso-oposición...
ResponderEliminarComo ya tuve ocasión de manifestarte por otra vía, amigo Álex, uno de los numerosos profesores que he tenido (incluidos los más recientes) solía decir antes de un examen a los examinandos: "¡Suerte o justicia!". Me parece una dualidad no del todo ecuánime, pero tiene su no se qué. ¿Verdad?
Va mi me gusta. Para ti también, que no vas a ser menos. Y aprovecho para desearte todo el ánimo del mundo en los retos próximos que vas a tener.
Un fuerte abrazo y nos seguimos leyendo. Y además seguiremos en contacto.
Como decía don Alfonso, ¡puzzled me he quedao! Inteligentísimo relato, Álex. Nuestro aplicado estudiante tiene verdaderas maneras de maestro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y procura no perder piezas, :-).