Escribiéndote
La elección del lapicero es importante. La mina blanda escribe tiernas historias de amor y la dura, relatos de intrigas y pasiones. Aunque te imaginé a pleno sol, me equivoqué de sacapuntas y te reescribí bajo el carbón, donde el exilio tañe armónicas de cristal y la oscuridad domestica recuerdos.
¡Qué alegría coincidir hoy contigo en este rincón de 50palabras, Patricia! Tienes razón, la elección del lapicero es importante, porque no importa sólo lo que se escribe, sino cómo se escribe y con qué. Es importante imaginar y descubrir nuevos senderos, pero más lo es permitir y aceptar que la realidad nos lleve donde tengamos que ir y no donde queramos ir, pues no siempre sabemos lo que nos conviene y sólo Dios conoce lo que es mejor para todos.
ResponderEliminarLo dicho, un placer y un honor compartir este rincón contigo. Besos (escritos con lápices de colores)��.
Yo también me he alegrado mucho, Luis. Tus palabras encierran grandes verdades que, además de a la vida, pueden aplicarse a la invención de historias. Podemos comenzar con un color y terminar con otro, escribir líneas rectas o torcernos hacia la espiral del cuaderno. Lo importante es saber sacarle la punta apropiada al lapicero y disfrutar de los avances y del sol, que ahora da gusto y no achicharra.
EliminarAbracicos multicolores para ti.
Patricia, es importante el medio con el que se escribe, pero lo más importante es lo que se quiere expresar. Tú has sido capaz de contarnos en 50 palabras con palabras bellísimas y poéticas todos esos sentimientos que se quieren decir. Sobre todo me encantan todas tus frases finales, esas armónicas de cristal y esa ocuridad que domestica recuerdos.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, Patricia.
Muchos besos.
¡Gracias, Javier! Lo de las armónicas de cristal lo he sacado de la ópera Lucía de Lamermoor. Es un instrumento alucinante que existe realmente. Yo no lo conocía, lo descubrí hace poco y me fascinó. Hay una escena sobre la locura que es memorable. Os dejo un ensayo mío cantándola, en otra vida en la que fui soprano: https://www.youtube.com/watch?v=PK_2W5CSzPE
EliminarGrazie, bambino Javier. Y abrazotes.
Haces que las posibles interpretaciones del texto queden sepultadas bajo la belleza de las imágenes que nos ofreces, sugerentes y llenas de poesía. Un saludo y suerte, Patricia.
ResponderEliminarMe sacas los colores, Jesús. Ya sabes que solo es mi locura trepidante escrita con punta fina, para disimular.
EliminarUn abrazo.
Tenemos un personaje en la cabeza a quien queremos dar vida, pero al intentar moldearlo con una forma determinada se abre un proceso misterioso que hace que el planteamiento inicial cambie. A veces, con las creaciones literarias y con la vida misma, de poco sirve la planificación previa, cuando es la realidad la que otorga y conforma la forma definitiva. Los mismos personajes, una vez fuera de la cabeza de su autor, parecen adquirir una vida propia, sin importarles que les hayamos diseñado con una mina blanda o dura, bajo un sol radiante o el carbón más negro, son así de descarados y rebeldes.
ResponderEliminarEl título es tan breve como sugerente. Las descripciones del final, hermosa poesía. El conjunto, un compendio de creatividad.
Aunque me repita, ahí va un abrazo de esos buenos
Mis personajes sufren mucho conmigo. Quieren ser buenos, pero yo les obligo a hacer cosas terribles. Hace poco asistí a una charla de Eloy Tizón. Nos dijo que hay que tener compasión de los personajes que inventamos y, desde entonces, los tengo revolucionados, exigiendo cambios de guión. Así que he escrito esta tontez a ver si se calman sacando punta a los lapiceros, que los tengo todos en perfecto estado de revista.
EliminarDe los abrazos no dijo nada don Eloy. Así que ahí va un surtido de los nuestros, con crujido.
No importa qué lapicero, qué mina o qué sacapuntas elijas, Patricia. Siempre escribes maravillosas sensaciones disfrazadas de letras y palabras. Me ha encantado. Un abrazo gigante y felices 40 relatos!
ResponderEliminar¡Gracias, Silvina! No puedo creer que haya llegado a los 40 relatos. Aún me acuerdo del miedo con que envié el primero. Este es un poco tonto, lo reconozco, como eran los primeros. Niñas que vendían globos en el parque, brujas que se enamoraban de poetas... ¿Qué se torció? No sé, tal vez sea la maldición de las 50 palabras, que se te mete en el cuerpo y no hay exorcista que la repela.
EliminarUn abrazo muy fuerte y muchas gracias por tus palabras.
Querida Miss Richmond, escríbenos siempre, con mina dura o blanda, con bolígrafo, con pluma, desde el iPad o con tinta china, pero no dejes de escribir-nos.
ResponderEliminarPrecioso el micro, cargado de poesía y originalidad, te reinventas en cada historia y lo bordas.
Eres enorme y mi admiración por ti no deja de crecer.
Felicidades por este, tu cuarenta relato en Cincuenta Palabras y por todos los que lo preceden.
Un beso enorme, con ramos de flores y coronas de laureles para la vigente campeona.
Malu.
Hala, hala, quién fue a hablar. Me ha gustado mucho lo de la tinta china y me he puesto a escribir con una pluma de Enriqueta. Lo he puesto todo perdido, hasta la corona de laurel. Voy a limpiarla para dejársela con dignidad al laureado del mes de abril. Ay, qué vergüenza más grande, perdóname próximo ganador o ganadora, te prometo que la voy a dejar limpia, pulida y esplendorosa.
EliminarMuchas gracias, mi animadora particular. Mil besos.
Dibujándote, la noche cambiaría sus sombras por los colores y las imágenes de tus palabras; una tiza blanca se diría oscura frente a tu luminosidad; cuarenta cincuentas tuyos como paleta viva de música o de cristal. O son en luz o son en magia los renglones de tinta dura, de tinta blanda, con los que escribes las narraciones que sacan punta a las realidades y a los sueños, a las mentiras y a las verdades que se te alcanzan.
ResponderEliminarFelicidades.
Sr. Bocanegra, mi admirado pirata del norte, los colores con los que me pinta tienen la luz de un faro que ilumina a los que no tienen miedo de salir a cazar palabras, siempre con el arpón preparado para ensartar las que brillan en medio de la tormenta, como usted.
EliminarAy, qué bonito lo que me has dicho.
Agradecida y emocionada, beso a usted el anillo.
¡¡Muy Felices 40!!
ResponderEliminarEs importante con qué se escribe, aparte de con el corazón y con buenas ideas. También dónde. A pleno sol no es lo mismo que lejos del mundanal ruido o al pie de las colinas de Ngong.
Pero siempre te salen grandes historias. Quizás inspiradas por Doña Patricia o alguna aventurera fantástica.
Enhorabuena, Besos :)
y @->---
Gracias, Maest. Las buenas ideas no me visitan mucho, pero el corazón sí que lo tengo siempre dispuesto para soñar con aventuras y recoger flores virtuales.
EliminarUn abrazo y muchos besos.
Lo tuyo no es escribir, miss Richmond (Patricia para los más íntimos, entre quienes espero tener un huequecillo). Lo tuyo es ¡¡describir!! ¡Qué maravilla de cincuenta el que nos dejas en este primaveral abril! Te tengo que confesar que me ha encantado, como no podía ser menos, a la vez que he sentido algo de envidia, pero de la sana, porque ya me gustaría saber dónde adquieres esos lápices extraordinarios que te ayudan a escribir, digo describir, mundos que ya quisiera yo ver aunque fuera de lejos. ¿O es el sacapuntas?
ResponderEliminarGracias una vez más por este increíble microrrelato y por los treinta y nueve anteriores, a cual mejor. No te digo nada más salvo que, y eso espero, nos sigamos leyendo. Yo, por mi parte, con devoción y también con algo de pelusilla, que se cura con tan solo poder leer tus historias, porque de ellas aprendo lo que la vida no me da.
Enhorabuena, Patricia.
Muchos besos.
Ya te vale, J.A. ¿Cómo que huequecillo? Si yo te he alicatado un rincón de mi cabeza, con salón-comedor, cuarto de baño, terraza y trastero. Déjate de envidias y zalamerías que puede que yo describa mundos, pero tú has creado el universo entero. Así que, venga, ponte a escribir, que tienes que extenderlo para que los demás podamos ir nadando tras tu estela.
EliminarAbrazos cósmicos.
Patricia, escribe con el lápiz que se te antoje según la ocasión. Tus relatos siempre tendrán magia y poesía, bien a pleno sol, bien en el lado oscuro. En cuanto al personaje, no te preocupes. A veces se rebelan contra el autor, pero tú sabes domesticarlos con tu poesía.
ResponderEliminarUn relato maravilloso. Enhorabuena por este y por los treinta y nueve anteriores. Besos.
Querida Carmen, intento aprender de tus poemas, pero no hay manera. En cuanto me pongo intensa y declamadora, Enriqueta se parte de risa y solo me salen tonterías como esta.
EliminarGracias por tus ánimos y una camioneta de abracicos.
Las últimas 12 palabras de tu relato son mágicas.
ResponderEliminarUn abrazo enorme Miss Richmond.
Tú me inspiraste este relato, Raquel, provocándome con lo del sacapuntas. Así que, a ti te lo dedico con un abrazo muy fuerte.
Eliminar¡Gracias!
💖💖💖💖💖💖💖💖
EliminarPatricia, me parece que tu forma de escribir está a un nivel brillante.
ResponderEliminarTe admiro ya no solo por lo que dices sino por ¡cómo lo dices!
Haces de la escritura un arte, una magia y, por lo que puedo comprobar, empiezan a acabarse los adjetivos para definir tu habilidad.
Ante 50 como estos solo queda admirar y aplaudir. Me uno a los agradecimientos por poder compartir este rincón. Si "Pasos sin huella" fue brillante, "Escribiéndote" roza la excelencia.
Elegir bien el lapicero es importante pues dependiendo de cual escojamos nos llevará a un camino diferente. ¡Felicidades!
Me estáis empezando a preocupar, Enrique. ¿No os estarán afectando los tambores? Aquí en mi tierra los tocan con tanto fervor y pasión que se te meten dentro de la cabeza y agitan el cerebro completo. Por eso me salen estos pestiños.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras y un fuerte abrazo.
Patri: ¡Cómo manejas la pluma, en este caso el lápiz!. Das lo máximo con lo mínimo. Máxima Literatura, con un mínimo lenguaje riquísimo, que emociona y conmociona.
ResponderEliminarBillones de felicidades y besitos virtuales.
Me voy a poner a cantar como una Lucía de Lamermoor mañica. Sonará un poco a jota, más los tambores del Bajo Aragón, un estruendo de alto nivel. Lo siento, no haberme puesto tan contenta con comentarios como este.
EliminarBesos de vuelta si aún los aceptas.
Patricia, me parece que tú escribes, al menos en algunas historias de Twitter, con mina dura. Sin embargo, este micro está escrito con mina blanda. Muy ingenioso y sensitivo.
ResponderEliminarSaludos
Es mi maldición: yo quiero escribir así siempre, pero se me rompe la mina, no me doy cuenta, y sigo a palo seco. Así sale lo que sale.
EliminarSaludos de Encarnita.
Patricia, veo que eres tan versátil como variadas las minas de tus lápices. Hagas lo que hagas siempre brillas, ya sea en el lado oscuro como en el lado más poético. La prueba son tus últimos relatos, en los que dejas entrever esa parte más tierna que siempre nos escondes.
ResponderEliminar¡Felices 40! No podías celebrarlo de mejor manera.
Excelente micro. La última parte, pura poesía. Aplausos mil.
Besicos apretados.
A ti, ¿era jamón o Moet Chandon? Es que me he pasado comprando comentaristas y ya no me acuerdo de lo que os debo a cada uno. Lo de esconder la parte tierna me lo enseñó un vampiro, allí donde el lado oscuro. Te lo cuento para que tengas cuidado, que te echan de menos por ahí y andan preguntando por ti.
EliminarUn abrazo inmenso, querida Pilar.
Nada de lo que diga se compara con el asombro que me dejas, aunque ya debería acostumbrarme. Bendito cerebro que te cargas...por favor no dejes de escribir. ¡A por otros 40 más! Besos.
ResponderEliminarMucha gracias, Nala. Sí que voy a tener que dejar de escribir porque me habéis dejado sin palabras.
EliminarUn abrazo.
En estos tiempos de teclados y pantallas táctiles, reivindicar el lapicero es de héroes. Sea como fuere, yo siempre llevo uno encima que me sirve para tomar alguna nota cuando, en plena calle, me viene a la cabeza una de esas ideas que no sé si son para encerrarme o para algo peor, pero que suelo dejar en alguno de los papeles que acompañan al lápiz, normalmente, de mina dura -esto más que nada para no hacerle trabajar demasiado al sacapuntas-, y que luego se resuelven en alguna banalidad sin demasiada importancia, pero no sólo de pan vive el hombre, también necesita palabras, tanto ajenas como propias.
ResponderEliminarPor otro lado, es una cuestión interesante la que planteas: ¿influye el instrumento con el que se escribe en los resultados que se obtienen? Esto se lo dejo a alguna universidad yanqui para que lo estudie; ya que hacen tantas investigaciones sobre banalidades, ¿por qué no una sobre tan interesante cuestión?
No sé si me equivoco, pero ese -¿galán?- al que imaginas a pleno sol, a mí se me representa como Alain Delon, en la película homónima, la cual estaba basada en la novela El talento de Mr. Ripley, de tu admirada Patricia Highsmith; que luego tuvo, que yo sepa, otra versión interpretada por Matt Damon, esta ya sí con el título original. Si ese es el caso, tanto si fuese Delon como Damon, no me extraña que la narradora se equivoque de sacapuntas, algo peor le hubiese pasado a un narrador masculino ante protagonistas femeninas equiparables a Delon y Damon, aunque el primero, a sus 82 tacos, ya estará un tanto cascado.
Y hablando de originalidad, te has marcado un microcuento lleno de ella, que culmina con una prosa poética en la mejor versión baudelariana, o rimbaudiana: “donde el exilio tañe armónicas de cristal y la oscuridad domestica recuerdos”, aunque, a veces, los avive.
Y es que quien vale vale y quien no pues a garabatear en las tapias, en las puertas de los lavabos y en los indefensos papeles que caigan en sus manos.
Un abrazo.
Extraordinario, Enrique. Te has ganado con creces la botella de Macallan de 16 años reposado en barrica de roble a la sombra del castillo de Balmoral. El mismito que tomaba la reina madre para desayunar, it's said.
EliminarMencionas varios puntos interesantes.
Lo primero que quiero destacar es tu acierto al pensar que el "a pleno sol" de mi relato está entroncado con el título de la película basada en la extraordinaria novela de la Sra. Highsmith. Delon, simpre Delon, que una ya no tiene edad para mozalbetes estilo Damon (muy mal actor, para mi gusto). Merece destacarse también, no obstante, la interpretación que Denis Hopper hizo del mismo personaje, Tom Ripley. Magistral, pero el físico no le acompañaba. Ripley es Delon, sin ninguna duda. Ay, lo que mi madre adoptiva y yo hubiéramos hecho con él si hubiéramos estado en el lugar de la pavisosa de Romy Schneider...
Por otro lado, la cuestión que planteas sobre la influencia del tipo de lapicero sobre lo escrito merece una amplia discusión y no banal, por cierto. No me gusta el derrotismo que parece desprenderse de tus palabras, al enviar la dirección de un proyecto de investigación tan intrincado y al que tanta punta puede sacarse a una universidad norteamericana. No en vano, doña Patricia huyó de allí para refugiarse en Europa, cuna del saber. Nosotros, amigo mío, estamos igualmente preparados para investigar sobre sandeces y es más, desde aquí lanzo una llamada a la empresa privada para la obtención de fondos que sufraguen un estudio de esta prfundidad. Señores de Faber-Castell, ¿qué tal una cátedra financiada por ustedes en una universidad como es debido?
En cuanto a la supuesta proesa poética estilo Baudelaire o Rimbaud que usted me atribuye, nada más lejos de la realidad. Sabe usted de mi admiración por sus sugerentes tuits, cuya estela persigo para impregnarse de la sabiduría burgalesa que destilan. Reconozcamos que a los dos nos gusta explayarnos, caída la tarde, frente a las aguas cibernéticas y lanzar al eco las tontunas que se nos ocurren y que tan panchos nos dejan.
Abre la botella, Enrique, y choquemos los vasos, que ha explotado la primavera y ataca la alergia.
Patricia, préstame tu lapicero, porfi, para ver si llego a escribir algo que tenga, aunque tan solo sea un poco, de la belleza de tu prosa. Yo, para componer un micro necesito un tema fuerte, que disimule la pobreza de mi escritura, Tú ni siquiera necesitas tema, comienzas hablando de cualquier cosa y pronto opera tu magia y terminas deslumbrando con un derroche de poesía.
ResponderEliminarEso hace que el leerte sea, como siempre, un placer no exento de un pelín de sana envidia.
Saludos. Y para mí Moet Chandon, Extra brut, of course.
Georges, Georges, te mando la botellica de Moet, que tengo palabra, pero te mereces un tirón de orejas por mentirosillo. ¡Que aún me acuerdo de tu extraordinario relato del mes pasado! Guarda bien ese lapicero, que te va a dar muchas alegrías y, cuando le saques punta, guarda las virutas y siémbralas en una maceta. Así florecerán historias fantásticas que sólo tú sabrás escribir.
EliminarUn abrazote.
Tiene razón Georges. De cualquier tema haces poesía, de cualquier banalidad extraes auténtico oro. No me extraña que te envidie, yo también lo hago. Intento aprender de vosotros los grandes pero no hay manera. Sigue sacándole punta a tus lápices para seguir escribiendo así de bien. un beso muy grande. Gloria
ResponderEliminarQué tarde vienes, Gloria. Ya no me queda ni jamón ni Moet. ¿Te hace un frasco de melocotón con vino? No sé con quién me estás confundiendo, porque lo de grande, va a ser que no. Mi abuela nos hacía torrijas y, en vez de en leche, las bañaba en anís del mono. Yo creo que fue eso lo que me dejó pequeñaja e insignificante, ya ves.
EliminarUn beso grande, querida Gloria.
¡Qué maravilla de relato!
ResponderEliminarQue importante es un lápiz con buena punta. Patricia, tus relatos siempre tienen un giro de armonía. Logras unos cincuenta para seguir "Escribiendote"
Besicos
¡Gracias, Carmen! Me has dejado tan contenta que, en vez de enviarte algo material y comestible, voy a aprender a tocar el violín y te tocaré un vals para darte las gracias. No sé cuándo conseguiré el nivel adecuado, pero en cuanto lo consiga, iré a tocarte todo el repertorio de Paganini.
EliminarAbrazo fuerte.
Creo que este micro lo has escrito con una pluma estilográfica de oro, Patricia. Y la última frase es una maravilla, poesía en estado puro.
ResponderEliminarNo puedo añadir más, solo me queda alzar mi copa para brindar porque sigas escribiendo y compartiendo tus cuentos con los mortales.
Un abrazo.
Acerca la copa, Asun, y brindemos bajo la luna de abril, antes de que vengan los indios, que cada vez se oyen más cerca los tambores. ¿Nos respetarán las cabelleras si les regalo la pluma esa de oro?
EliminarBesotes.
Patricia, no dejas nunca de sorprenderme (y que siga la racha...). Me enamora tu micro pero, más, esa última frase: "...donde el exilio tañe armónicas de cristal y la oscuridad domestica recuerdos". ¡¡¡Chapó, amiga!!!
ResponderEliminarBesos.
Para ti tengo pastel ruso, un postre muy rico. De Ascaso, ojo, la mejor pastelería de Huesca, donde he pasado el fin de semana con my family. Y he comprado uno entero para ti, de 1x5, metros, se entiende. No te lo comas de una vez, que es una delicatessen digna de ser paladeada.
EliminarMuchas gracias por tus bonitas palabras.
Un abrazo.
Es la mina de tu cabeza el campanario que convoca a la imaginación. Sabes que bajo la negrura del carbón se esconde la luz y la buscas hasta hacerlo transparente como el diamante. Y ya no caben negros exilios que oscurecen recuerdos, porque has desplegado sobre ellos el abanico multicolor que pasa por el prisma de tu escritura.
ResponderEliminarComo el de mayo, un relato de una belleza abrumadora. Enhorabuena Patricia.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Lo que me abruma a mí es vuestra amabilidad. Y en agradecimiento a los preciosos comentarios que he recibido este mes, el próximo os voy a poner los pelos de punta... o acabaremos organizando una fiesta flamenca, que os conozco.
EliminarUn abrazo bien fuerte.
Impecable, original, maravillosos cincuenta.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lu. He conseguido una caja de Dom Perignon. Te la mando toda para ti.
EliminarSiempre estoy al final de la cola para los comentarios, y pasa lo qué pasa, no tengo nada para decir. Pero tienes la habilidad de escribir de una manera tan libre que me atrapa y eso que a veces no entiendo de que escribes (no me importa confesarlo). En este relato todo es color y fantasía, imaginación y libertad. Un beso, hada.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite. Y dilo, dilo sin miedo, si ni yo misma me entiendo...
EliminarOtro beso de los que suenan, para ti.
Maestra!!! justo hace poco compre unos lapices de distintas mina (2b, 4b, 6b...), me podre a dibujar y escribir con ellos dependiendo del sentimiento, a ver si con eso te llego a los talones.
ResponderEliminarUn abrazo mi querida Paty y bueno, suerte no te deseo, ya que la suples con todo tu talento.
Un beso.
Para llegarme a los talones tendrías que agacharte mucho y el dolor de espalda no merece la pena. Así que aprovecha tus lápices nuevos, escribe, dibuja, y déjanos maravillados como acostumbras.
EliminarUn abrazo fuerte.
Solamente el título, cuyo significado en este caso yo entiendo muy cercano a “pintándote”, ya encierra suficiente carga poética como para conmovernos o, como poco, para condicionar nuestra lectura de tan extraordinario relato. Lo he leído muchas veces intentando desentrañar tu última, o primera, intención con él, pero tropiezo siempre con ese final, hermético y bellísimo a un mismo tiempo, y en el que intuyo una serie de guiños personales (autoguiños) que, de ser así, sería inútil seguir en la porfía de intentar descifrarlos.
ResponderEliminarEnhorabuena, Patricia. Acabaré haciéndome pesado, pero insisto en que poder disfrutar de tu literatura “en directo” es un privilegio para todos nosotros.
Abracicos, y saludos para mi tocaya.
Qué cosas me dices, Enrique. Y cuando ya no me queda nada para repartir. Muchas gracias por tu bonito comentario. Yo, mejor me explico cantando: https://www.youtube.com/watch?v=Vhvi4jfYGfg
Eliminar¡Besos!
Muchas gracias por el regalo, Patricia. Me encanta Rozalén; sus palabras además, como las tuyas, me dicen mucho. Besos.
EliminarMuy imaginativo y precioso, Patricia. La mina eres tú. Enhorabuena y abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana. Ese mes os habéis pasado mucho, pero como me habéis dejado contenta, te acabo de mandar unos kilos de frutas de Aragón, delicatessen digna de los dioses del Olimpo.
EliminarBesicos.
Menos mal que me dio por releer todos tus relatos y me encontré con esta maravilla. Y es que el antídoto ideal para los días malos, el de hoy ha sido nefasto, son tus micros.
ResponderEliminarAhora me encuentro mucho mejor. Estoy hasta por coger el lapicero Y empezar a tejer una historia. Bueno, mejor te sigo leyendo.
Besote.
Pablo
Pues no me leas mucho, no se te vaya a enredar el cerebelo medio y me eches la culpa... Ponte a escribir, pero ya, y deja los colores sosos para los que no saben mezclar los de la magia de palabras trianeras y con olor a café con churros, como las tuyas. Te dejo que me voy a por mi segundo desayuno.
EliminarAbrazote fuerte, fuerte, fuerte.