Las manos quietas
El enfado se aposentó en la casa. Los reproches volaron por la habitación como avispas furiosas. Nada más que añadir. Las manos dejaron de gesticular y las palabras callaron. Dejaron de hablarse y sólo los ojos tuvieron vida. Los sordos se metieron las manos en los bolsillos.
Todo fue silencio.
Todo fue silencio.
Hola, María.
ResponderEliminarNos pintas el universo de la quietud, ese ámbito sin gestos ni palabras, ni manos que aspavienten o insinúen o señalen; esos muertos de existencia a los que solo los ojos quedan vivientes. Después de la tempestad viene la calma. Es un gran texto el tuyo. Me encantan las metáforas y la extrapolación acertadísima de los verbos. Enhorabuena. Un beso, y feliz todo para ti siempre.
Ah, esas miradas que lo cuentan todo.
EliminarGracias Eduardo. Un besazo.
Excelente!! El hecho de que sean sordos y el lenguaje de signos resulte tan vehemente como el de las palabras habladas es genial. Se paran las manos y se instala el silencio. Enhorabuena por la idea y por el modo en el que la has llevado a la práctica.
ResponderEliminarGracias Ana. Un saludo.
EliminarA veces es mejor ser sordo y mudo, digo, muchas veces. Ver, oir y callar y....nunca, gritar.
ResponderEliminarLlevas mucha razón. Hay que mantener la calma.
EliminarUn saludo.
Una original idea muy bien plasmada. Imagino esas manos agitadas dibujando reproches en el aire. Un relato de silencios muy sonoro en imágenes. Un beso.
ResponderEliminarGracias Juana. Un beso.
EliminarUna fuerte discusión siempre es desagradable. El intercambio de reproches, dichos sin pensar, hace daño. El silencio tras el temporal, lejos de aliviar, puede ser un infierno si no median disculpas. Las miradas, a menudo, son más expresivas que las palabras.
ResponderEliminarUn relato lleno de fuerza, con esos gritos en el silencio
Un saludo, María
Las discusiones aún en completo silencio, dañan, como bien dices. Y si no se solucionan, malo.l
EliminarUn saludo Ángel
El silencio puede ser más fuerte que todos los gritos y que todos los aspavientos. Solo los sordos son capaces de interpretarlo con sus manos mudas.
ResponderEliminarMuy gestual y expresivo, María. Encantado de haberte puesto cara en la quedada. Un beso.
Muchas veces el silencio dice más.
EliminarGracias Manuel.
También me gustó ponerte cara (más de cerca jeeje)
Un beso
Has roto el silencio con el lenguaje de signos, y ha quedado muy bien expresado. Un beso.
ResponderEliminarGracias Maite. Un beso
EliminarMuy buen micro Maria. Y no hace falta nada mas que los gestos para generar una voragine de ira. Ahi esta el dicho de que hay miradas que matan. Un besito.
ResponderEliminarEs cierto, a veces te lanzan miradas de esas que fulminan.
EliminarGracias Carmen. Un beso.
Todo un universo, en el lenguaje de signos, que puede esconder tanta violencia como la que nos presentas en este micro perfectamente expuesto.
ResponderEliminarSuerte y un besito virtual
Hasta nosotros usamos los gestos acompañando los enfados.
EliminarGracias María Jesús. Un beso.,
Y es que una seña con las manos pueden decir más que mil palabras, más que cualquier frase bien meditada. Imagino que esa mirada después de tremenda
ResponderEliminardiscusión, sólo esperaba que esas manos volvieran a acariciar. Yo quiero imaginar, que el silencio esperaba eso.
¡Enhorabuena!
Las mismas manos que acarician, ahora se mueven al son del reproche. Original y genial relato sobre los recovecos de la comunicación. Un abrazo, María.
ResponderEliminarLas manos que comunican, que se enfadan, que se lanzan reproches. Así discuten los sordos. Pero el silencio posterior y las miradas nos igualan a todos en ese pequeño infierno.
ResponderEliminarMuy original, María. Besos.
Me gusta el micro y en especial cómo nos muestras el enfado con esa figura muy acertada de avispas furiosas. Los silencios muchas veces son peores que las discusiones y aquí nos muestras que en la vida conyugal hay poca diferencia entre sordos y no sordos.
ResponderEliminarMuy bueno, María.
Saludos.
La expresión con las manos puede y suele tener una brutal fuerza en el conjunto de expresión corporal. Los actores lo saben y saben tb lo difícil que es moverlas bien, pero cuando se usan como lenguaje, aparte de su belleza, son contundentes.
ResponderEliminarBuen relato, María. Un abrazo.
Este relato tiene la misma fuerza visual que esa pelea entre sordos, con el efecto añadido de esas avispas furiosas volando por la habitación, lograda imagen que contribuye a enfatizar el contraste entre el “ruido” del principio y el silencio final.
ResponderEliminarEnhorabuena, María.
Saludos.
Hay silencios que dicen más que mil palabras y mil gestos.
ResponderEliminarEnhorabuena María, muy bien hilado.
Malu.