Adaptación

Con el tiempo dejé de ser supersticioso, de lo contrario, mi vida habría llegado a ser un infierno. Desde que perdí mi empleo, vivo refugiado bajo plásticos, entre un par de escaleras abiertas y comparto comida con trece gatos negros.

Mi día favorito: el martes, jornada de reparto de alimentos.
Escrito por Carmen Martagón E. - Twitter

17 comentarios :

  1. Las necesidades hacen que nos adaptemos a la vida que nos toca vivir en cada momento. Muy duro cómo lo ha tratado la misma a tu personaje.
    El detalle final, de los martes, es un gran colofón, pues es así. Los martes son los días de reposición en los mercados.
    Brillante micro, Carmen. Este sábado estuve en Huelva. ¡Me encanta tu ciudad con ese olor a mar!
    Beso.
    Pablo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Andaaaaaa. Me alegro mucho que te haya gustado mi tierra. Gracias por tu comentario. Un abrazo grande.

      Eliminar
  2. El hambre es la mejor maestra. La necesidad anula otras consideraciones, que, sin querer faltar al respeto a quien sea supersticiosos, no dejan de ser cosas banales y superfluas. Ni las escaleras, ni los gatos, ni el número 13 tienen importancia ante la pura supervivencia. El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación cuando no queda otro remedio. "Obligado te veas", decía mi madre.
    Buen micro, Carmen.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Ángel, la necesidad obliga, eso sin duda... Un abrazo grande.

      Eliminar
  3. La adaptación. Esa faceta que forma parte de la inteligencia del hombre como la rama de un árbol conforma su integridad y su equilibrio.
    La diferencia de la adaptación humana al medio, con respecto a la de los animales, es que ha de hacerse rápida, como mucho, tienes una vida. No esperes a la selección darwiniana, porque si no, ¡Estás muerto!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La adaptación es un proceso natural a la que nos obliga lo antinatural de esta vida. Un abrazo y gracias por tu reflexión.

      Eliminar
  4. Sentimentalmente mordaz tu relato, Carmen. Me ha encantado la forma de presentarlo.
    Mis mejores deseos para el micro
    Besito virtual.

    ResponderEliminar
  5. Carmelo Carrascal16/4/18, 17:28

    Carmen, trece gatos, sean del color que sean, son muchos gatos. Tiene mucho mérito compartir la comida con esa multitud gatuna. Miau y guau!(no necesariamente de gato y perro).

    Entiendo que la peor de las supersticiones es el pesimismo. Tu micro despide un aroma de positividad propio de quienes saben adaptarse a las circunstancias (bien por el título), aunque sean tan difíciles.

    Creo que hay un humor soterrado que recorre las cincuenta que eliges, lo que asimismo me ha gustado.
    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajjajaja. Toda la razón. Con el ejemplo quería hacer ve que, en la mayoría de las ocasiones, quienes menos tienen son los más generosos. Me alegro mucho que te haya gustado. Un abrazo grande.

      Eliminar
  6. Carmen, las circunstancias de la vida pueden llevar a tenerse que adaptar a cualquier cosa. Tu protagonista incluso le llevan a dejar de ser supersticioso.
    Muy adecuado el título.
    Me ha gustado el relato.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Javier. Qué necesaria es la adaptación en la adversidad. En algunos momentos nos ha tocado hacer esa adaptación. Besitos

      Eliminar
  7. La crisis, la mala racha de este pobre hombre, le ha llevado donde está y ni siquiera se queja por tan mala suerte. Ha asumido que su vida debe adaptarse a lo que tiene. Con un toque pesimista y a la vez muy humano nos has contado este devenir de muchas personas que viven en la indigencia. Buen relato Carmen. Abrazos tocaya.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces, quienes más tienen son los que más se quejan. Nos pasamos la vida protestando por cosas sin importancia. Gracias por tu aportación. Un abrazo grande tocaya.

      Eliminar
  8. Le has dado un chispazo con ese final, para el personaje los gatos negros y el número trece no le dan mala suerte. Triste, pero que no falte el humor, mordaz, pero humor. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que nunca nos falte ese toque de humor que nos ayude a seguir. Un abrazo grande.

      Eliminar
  9. Ingenioso, divertido y lúcido relato, Carmen. A tu personaje parece que la vida, con su sentido práctico, le ha hecho ver lo poco fundadas que son algunas de nuestras creencias.
    Enhorabuena y un abrazo.

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!