La mudanza

Dejaba una década plagada de amigos y buenos momentos. Sabía que no podría trasladarlos en la mudanza.

Amontonó libros, enseres, muebles para ubicarlos en otra ciudad. Delante tenía nuevos retos, pero miró a su hijo pequeño por el retrovisor. Una lágrima resbalaba mientras gemía:

—Ya no veré a mi seño.
Escrito por Francisco Rubio Yepes - Web

3 comentarios :

  1. Dos almas, dos universos bajo el mismo techo, distintos, uno con más experiencias que otro, con más sabiduría que otro, pero, ¿Cuál es más profundo?
    Muy bien, amigo Paco. Tu relato toca esa fibra del recuerdo y de la infancia.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Último homenaje a una maestra y ¿madre?, narrado con sentimiento y nostalgia.
    Me has trasladado al pasado, Francisco.
    Saludos y suerte.

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  3. Las profes buenas siempre quedarán en la memoria. Un beso.

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