Alone again
Es un Mi. Pura casualidad, desde luego; pero el golpeo del estor en la ventana me recuerda al comienzo de aquella canción. La asocié a tu número hace tiempo, como tono de llamada, y no veo el momento de cambiarla.
Esta tarde de viento me tiene el alma en vilo.
Esta tarde de viento me tiene el alma en vilo.
Te has lanzado al mundo de la música y te has dejado caer en brazos de una hermosa canción. Precioso y romántico micro que nos lleva a vivir las dos pasiones más fuertes: el amor y la música. Me ha gustado mucho Enrique. Como un buen maestro que eres no podía faltar esta colaboración tuya en este mundo de los enamorados. Un abrazo muy fuerte, Enrique.
ResponderEliminarBueno, Carmen, antes que nada decir que en lugar de maestro soy alumno, y de los que se sientan al final, jajaj. Acabo de mirar por gusto mi historial de relatos en Cincuenta y no escribía uno romántico desde julio, en favor de temas bastante ligeros en general. Vamos, que ya tocaba algo así, y me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias por todo y otro abrazo igual de fuerte para ti.
Romanticismo a tope en este impecable micro, donde se unen arte y sentimiento para deleitarnos en su lectura.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Enrique.
Parece que el mayor romanticismo lo transmite el alma dolorida, y a veces es difícil conectar con ese sentir (también se dice que para tocar ciertos temas lo mejor es no sentirlos; vete a saber).
EliminarMe alegro de que te haya gustado tanto como dices, María Jesús.
Muchas gracias y un abrazo.
Con qué poco eres capaz de montar una historia. Las tardes de viento son peligrosas, sobre todo si uno está solo y piensa en un amor ¿perdido, o solamente lejano?. Un abrazo, Enrique, en este día del libro.
ResponderEliminarEso es, Pepe, hay veces en que se suman ciertas circunstancias y el dolor que producen el desamor y la soledad se agudizan. En este caso —al menos lo que yo tenía en mente al escribir— se trata de un amor perdido, quizá porque en algún momento dejo de ser correspondido.
EliminarMuchas gracias por todo, Pepe.
Un abrazo.
Hola, Enrique.
ResponderEliminarMe encanta Gilbert O'Sullivan y su Solo otra vez. Es un romántico empedernido, acaso como tú mismo, acaso como yo. El viento es un fenómeno atmosférico bastante ingrato, para las mujeres tras salir de la pelu y para que los portadores de peluquín. Para los muy delgados, en general. Pero puede transportar un sentimiento amoroso de un lugar a otro, como una suerte de hilo mágico. Seguro que tu personaje abandona su soledad y es tenido en cuenta por esa persona a la que llama por el móvil con ese tono que tanto le sugiere. El texto está escrito con la destreza, con la solvencia que te caracteriza. El viento como elemento de enlace, catalizador, me parece un gran hallazgo. Y la canción es maravillosa, imperecedera, como imperecedero es tu relato.
Un fuerte y entrañable abrazo admirado, amigo.
Hola, Eduardo. Para mí esta es una canción de esas que me seguirán gustando siempre. La elegí después de escribir la historia porque la idea de la que surgió el relato era ese sonido del golpeo que por momentos despertaba en el protagonista la sensación de que ella lo estaba llamando. Y es que en mi casa pasa eso, pero el golpeo recuerda (al menos a mí) al primer acorde de All along the watch tower, de Bob Dylan, pero en el tema del micro, por razones lógicas, encajaba más la otra. Luego está el viento, potenciador a veces de la melancolía, la nostalgia y otros sentimientos dolorosos, y en este caso catalizador del fenómeno, como tú bien dices. Me halaga que te haya gustado, amigo. Y aprovecho para volver a darte las gracias por esa entrañable e inesperada dedicatoria de tu relato de abril.
EliminarUn placer compartir letras y amistad con gente como tú.
La canción empieza por la nota mas posesiva, el MI, aunque parece que no era tan suya, pues se ha largado y se encuentra como Gilbert O'Sullivan otra vez solo.
ResponderEliminarLo que no tengo muy claro, es si en este caso los golpes son percusión o música de viento. De lo que no cabe ninguna duda es de que eres capaz de hacer un gran relato partiendo de un simple golpe.
Por otra parte puedes estar tranquilo, a ti no te ocurrirá como al protagonista, pues tu -como reza el himno del Liverpool- You'll Never Walk Alone
Desde luego, no tiene desperdicio tu comentario. Es verdad que ese Mi resulta paradójico (casi tanto como el nombre de cierta glorieta) en la situación del personaje, como también es una paradoja que el viento haga música de percusión; cosas de las que ni me había dado cuenta. Lo que sí tengo cada vez más claro es que te has adaptado nada más llegar a escribir excelentes comentarios y no menos buenos relatos.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Manolo (nos vemos el sábado, supongo).
Llevo rato buscando palabras ajustadas pero, etéreas, como tu relato, se me van con el viento. Se me pierden. Para mi fortuna, el soplo siempre inspirado de Eduardo, las ha puesto en su boca. Se me antoja este viento un elemento que encarna la pasión romántica del alma que, melancólica, hace sonar su música en tus palabras.
ResponderEliminarPa degustarlo de rato en rato y no olvidarlo.
Un fuerte abrazo, Enrique.
Menudo poeta llevas dentro, Manuel. Al final quizá digan algún día que el amor se propaga por ondas, cosa que seguramente habría que aplicar también en ese caso al resto de sentimientos. Mientras tanto, de lo que no cabe duda es de que toda esa información que nos llega a través de la luz y el sonido condiciona nuestras emociones, como nos juega a veces malas pasadas, confundiéndonos y alterándonos. Cuestión de percepción.
EliminarMuchas gracias por todo y otro abrazo fuerte para ti.
Un corazón enamorado es capaz de alterar todos los sentidos, al tiempo que los afina en una sola dirección, pues todo lo que se ve y escucha conduce al mismo lugar. Al corazón no le importa que la relación no haya cuajado, que debería decirle al cerebro que ya está bien, que vuelve a estar solo y eso es una realidad, pero él órgano en cuestión es tozudo y sigue a lo suyo, como si nada, haciendo que lo que pudo ser gozoso se convierta en punzada dolorosa por no llegar a consumarse.
ResponderEliminarEse "mi", además de tercera letra de la escala musical, es adjetivo de una posesión que está lejos de tener. Tu protagonista necesita que pase ese viento y, con él, el tiempo.
Un relato lleno de buenos elementos, combinados con esa maestría que te caracteriza.
un abrazo grande, Enrique
Con esa capacidad que tienes para diseccionar sentimientos y pensamientos no me extraña que logres crear tan inmensa variedad de situaciones con las que fabricar relatos. Yo a veces me pregunto (como lo harán muchos también) si esos dos personajes interiores, corazón y cerebro, no serán en realidad solo uno, pero en continua contradicción y lucha, algo que cuadraría bastante con nuestra personalidad, tan llena de paradojas, pensamientos y sentimientos encontrados. Sea como sea, al protagonista de esta historia le vendría bien hacerte caso; quizá cuando quiera darse cuenta ese “mi” muda el punto por una tilde convirtiendo su ansiedad en serenidad.
EliminarMuchas gracias, Ángel, y otro fuerte abrazo para ti.
En el momento de escribir la creatividad - si es que opta por echar un capote, si se propone ayudar - siempre que coincida que pase por allí, hace de las suyas. Le encanta enredar, desordenar, poner todo patas arriba. Ella ama el caos.
ResponderEliminarSerá el viento el encargado de ordenar, en contra de lo que se dice de él. El viento de la inspiración, y su fiesta por los vericuetos de la mente, será el encargado de colocar las ideas en su sitio y las palabras en un orden. Aquí aparece tb. su intención musical. Es el decisivo toque del viento amigo.
Sí, me ha interesado tu micro, Enrique. Felicidades!
Interesante planteamiento el que haces, Carmelo, y no creo que vayas muy descaminado con esa idea del viento como elemento capaz de poner algo de sentido y de orden en el caos creativo. Solo hay que observar en esos días de ventolera cómo la suciedad se va decantando, amontonando y clasificando a base de remolinos y otras corrientes de aire. Ojalá pudiéramos controlar todos estos actores de manera más productiva.
EliminarMuchas gracias por todo y un abrazo.
Un relato redondo, Enrique. El sonido de un estor movido por el viento, que recuerda una nota de una canción, que a su vez evoca el tono de las llamadas del móvil de la persona amada. El nombre de la canción me parece un título acertadísimo. Con tu micro me has conseguido tener como a tu protagonista, con el alma en vilo...Dile que cambie ya ese tono de móvil, que levante el estor o que tome la iniciativa y haga esa llamada que tanto espera.
ResponderEliminarUn beso y suerte con este relato, aunque creo que no la necesitas.
Qué amable eres siempre con todo lo que escribo, Asun. Creo que no se puede explicar mejor la intención de mi relato, y me alegra que hayas conectado con el personaje. Desde luego, tiene que hacer algo ya y abandonar esa postura tan pasiva como dolorosa. En cuanto a la canción, me costó encontrar la adecuada, pero por cabezonería mía de intentar poner otras que me gustaban más (aunque esta me gusta bastante, la verdad).
EliminarMuchas gracias por todo y otro beso para ti, ahijada.
Como una cámara que filma desde el exterior, vas dirigiendo el objetivo de una forma brillante hacia el primer plano del corazón de tu protagonista.
ResponderEliminarY todo, envuelto en esa melodía que desde el título no para de rondar en mi cabeza.
Magia Mochónica. Extraordinario.
Y no te digo más cosas porque luego me llamas exagerao. Enhorabuena por lo de tu Rec también por aquí. Con ese relato era lógico que ganases.
Un abrazo.
Pablo
Lo siento, Pablo, pero sigues siendo exagerado. Digo, magia dices. A mí lo que me gusta es cómo describes el modo en que lo has leído, y me alegra bastante que te haya llegado. Conoces este relato antes de que se lo mandara a Álex, y el que entonces me dijeras que te gustaba fue uno de los motivos de que me decidiera a hacerlo. Así que muchas gracias por tu consejo de entonces y por tan buen comentario. ¡Y por tu felicitación además!
EliminarUn abrazo, mi buen amigo Archibald Alexander Leach.
Te digo lo que nuestro amigo Irreverente Adaptado, pues ya que va de música, te remito a You'll never walk alone (aunque no es la mejor versión, viene con letra).
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=a9sFd3Ennhs
Muy buen micro, amigo Quique. Un fuerte abrazo.
Una de las grandes cosas de esta afición de escribir es que nunca estamos solos; tenemos a un montón de amigos muy cerca, o por lo menos así lo siente uno.
EliminarMuchas gracias por todo, amigo Isidro, incluido eso de estar ahí.
Un abrazaco.
El viento como desencadenante de una ilusión, de un anhelo del amor perdido. Una música que su corazón desea tararear. Romántico y precioso relato, Enrique. Un abrazo.
ResponderEliminarVaya comentario más bonito e intenso, Salvador. Ilusión (en sus dos acepciones) y anhelo creo que vienen a sintetizar todo el significado o la intención del relato.
EliminarMuchas gracias y otro abrazo para ti.
Un alma dolorida, un romántico enamorado que espera una llamada que no sonará, una canción hermosa y nostálgica. Todo a partir del sonido del viento que golpea en la ventana. Solo de nuevo, encerrado en sus recuerdos.
ResponderEliminarBello y poético micro, Enrique. Un fuerte abrazo.
Me gusta que digas eso de poético al hablar de mi relato, más que nada porque no suelo pensarlo de nada de lo que escribo, y digo ¡anda!, pero si tengo cosas que ni sabía que tenía, algo que por cierto me remite a un relato, que casi tenía olvidado, de Kafka.
EliminarMuchas gracias por tu, como siempre, acertadísimo comentario.
Un fuerte abrazo, Carmen.
El viento siempre es algo sumamente erótico, y ese final creo que lo corrobora. Muy romántico.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias por tu lectura, Maite. Esa era mi intención, la de mostrar una situación romántica en la que el viento y ese sonido provocan, por determinadas razones, desasosiego en la persona que habita la casa.
EliminarOtro beso para ti.
Guiados por el tácito protagonismo del corazón del narrador, subrayado por situaciones fortuitas, nos llevas desde la nota perdida de un golpeo hasta los posos de su alma. El desamor se muestra de forma paulatina, con destreza narrativo y elegancia, sobre un suave crecimiento de la intensidad de un sentimiento que al final se queda suspendido, como un acorde sostenido.
ResponderEliminarUna obra maestra, Enrique. Felicidades y gracias por esta maravilla.
Un fuerte abrazo.
Con la boca abierta me dejas una vez más, amigo. Pensar cosas así y luego tener la capacidad de expresarlas tan bien es algo que te coloca a un nivel altísimo en este mundo de la escritura. Me cuesta creer que yo haya logrado transmitir todo eso que dices, a no ser que tu sensibilidad, tu caja de resonancia o tu amplificador hayan obrado el milagro de colocar mi texto en otra dimensión.
ResponderEliminarTe agradezco mucho este regalo que haces a mi propuesta, así como los desmesurados elogios que le dedicas.
Otro fuerte abrazo para ti.