Cómplices
No recuerdo ya si este cuento lo escribiste tú o lo imaginé yo; tantas veces fuimos cómplices en el arte de seducir, maniatar y envenenar a los incautos... Supongo que poco importa ahora: ya se sabe que llegando a los cincuenta hay que despedirse, antes de brindar con la cicuta.
Ehhh!!! Ahora que has cogido práctica y velocidad, no puedes...no!, no te dejaremos (he cambiado la cicuta por una Estrella de Galicia xd)
ResponderEliminarCincuenta demonios están condenados a buscar para Amelia las dos cabezas del gato que olvidó que hic sunt dracones. Cicuta, never more.
ResponderEliminarGran cincuenta de cincuenta, Andrés. Pero espera para la cicuta mejor a los cíen, que todavía queremos más microrrelatos tuyos.
ResponderEliminarMuchas felicidades.
Pablo
No puede ser, los cincuenta son la juventud en marcha.
ResponderEliminarUn beso.