El premio
Había ganado un concurso literario de relatos cortos. El premio incluía una cena, alojamiento y desayuno. Dos trenes y dos autobuses le dejaron en la plaza. Cuando llamó al único hostal del pueblo quien abrió la puerta era un ángel. Desde entonces escribe la novela más larga de su vida.
Nunca sabe cada uno dónde y cuándo se va a encontrar al amor de su vida. Hallarlo y que se den las condiciones para una vida en común con él o ella es un pequeño milagro, al lado del cual, cualquier premio, por grande y prestigioso que sea, se queda pequeño. Tu protagonista lo ha entendido muy bien y ha dejado claro cuáles son sus prioridades y su verdadera inspiración.
ResponderEliminarUn relato agradable, en el que laten la esperanza y el agradecimiento.
Un abrazo, Pepe
Lo dices muy bien, como siempre Angel. Y tus palabras finales me sirven para no perder la esperanza de seguir escribiendo y el agradecimiento a muchos de vosotros que me animáis a hacerlo. Un fuerte abrazo.
EliminarPepe, tu protagonista con el cambio de estilo ha salido ganando. Esa novela es lo mejor que puede hacer. Nunca sabes donde surge el amor y el ha sabido elegir.
ResponderEliminarBuen relato, Pepe, me ha gustado.
Un abrazo.
Gracias Javier por tu comentario. Donde menos te esperas encuentras el amor, y ahí te quedas. Abrazos.
EliminarLos designios del amor son... inescrutables! Feliz y brillante relato, Pepe. No está nada mal partir de un micro y encontrar lo máximo de tu vida en el más recóndito rincón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Manuel por tu comentario. Un abrazo.
EliminarDe escritor de relatos cortos a la novela de una nueva vida hay un gran salto cualitativo. El ángel que encuentra en tan recóndito lugar es el verdadero premio, el amor inesperado al que se dedica para siempre.
ResponderEliminarUn hermoso relato, Pepe, que deja muy claras las prioridades vitales. Un fuerte abrazo.
Pues sí, sin esperar encontrar nada más que un premio a la vanidad es posible hallar el amor de tu vida. Gracias, Carmen. Fuertes abrazos.
EliminarPrecioso relato, Pepe. De un escritor de relatos pasamos a una novela que es la vida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo.
La novela de la vida... larga y compleja. Qué necesario es hacer el camino con la mejor compañía. Muchas gracias, Pablo. Abrazos.
EliminarHola, Pepe.
ResponderEliminarQue a uno se la aparezca un ángel, aunque sea escritor, no es cosas de todos los días. Ese escritor (quizá tú mismo)tenía ángel y cosa, con todos los respetos para los ángeles (los hay humanos, mayormente femeninos), atrae a cosa. El tránsito es potente: de cuento a novela, el paso que a casi tod@s nos gustaría dar, supongo. Este escritor parece que ha topado con ese ángel con cuerpo de mujer y vive una novela que, a buen seguro, va a ser capaz de escribir: la larga de un amor a todo tono tras el flechado del dios vendado. Es un texto muy bien escrito y muy sugestivo, con la esencia a azahar del amor, la sustancia que lo hace más merecer a nuestros ojos, por lo menos a los míos. Mi más muy enhorabuena, amigo, y un abrazo grande.
Eduardo, yo creo que es una sencilla historia pero que acaba de la mejor manera, un premio que uno encuentra sin buscarlo. Muchas gracias por tu lectura tan generosa. Abrazos fuertes.
EliminarEl amor es, sin duda, el mejor de los premios/regalos con los que la vida puede obsequiarte. Más allá de cualquier otro mundano obsequio. La más bella literatura la escribe la Vida, la escribimos viviendo.
ResponderEliminarNo dejes escapar a ese ángel ;)
Un abrazo
Efectivamente, creo que mientras vivimos escribimos nuestra historia. Y encontrar a ese alguien que nos llene de vida debe ser nuestra meta, nuestro premio. Abrazos, Clara.
EliminarCreo que es el mejor premio, la novela seguirá el día a día y no veas la de historias que nos acontecen. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte y comentar estas letras, Maite. Abrazos.
EliminarY el amor, abrió su puerta. El mejor premio que pudieron darle. Para que luego digan de los premios literarios.
ResponderEliminarSuerte, Pepe
Saludos virtuales
Gracias Maria Jesus. Efectivamente encontrarse un ángel es el verdadero premio. De todas maneras, relatos cortos o novela larga, habrá que seguir escribiendo, digo yo. Abrazos.
EliminarLos caminos del microrrelato son inescrutables. Los caminos del amor son placenteros. La encrucijada de ambos caminos resulta cautivante, tal y como quedó tu prota: Cautivado por el ángel.
ResponderEliminarBuen relato, monsieur Sanchís. Un abrazo.
Admítaseme el palabro "cautivante" que me ha parecido más bonito que cautivador o esclavizador.
EliminarPues muchas gracias por tu comentario, Isidro. Eso he intentado, cruzar un camino literario con un encuentro romántico. Abrazos.
ResponderEliminarMe encanta este relato, Pepe, empezando por lo bien que lo has contado, con sencillez y belleza, a mi entender dos premisas que hacen que se disfrute mucho más de la lectura, y siguiendo por la historia que encierra. Desde luego, la escritura te hace llegar a lugares insospechados y te permite conocer a gente que de otro modo jamás habría conocido. En el caso de tu personaje las consecuencias han sido fantásticas y determinantes para el curso de su vida.
ResponderEliminarEnhorabuena, amigo. Veo este relato en la final.
Un abrazo.