Gabo ya no existe
La primera en notarlo fue Mercedes. Al principio sólo fueron destellos del Coronel, alguna frase murmurada. Después empezó a hacer pescaditos de oro y a vagar por casa cubierto con una manta... Nadie supo con certeza cuándo el personaje había engullido al autor.
Afortunadamente, ya le habían concedido el Nobel.
Afortunadamente, ya le habían concedido el Nobel.
En ocasiones los escritores se sumergen con tanta intensidad en el proceso creativo que acaban metiéndose de lleno en la historia que cuentan y poniéndose en el lugar de los personajes para hacer su historia más creíble.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este guiño al coronel Aureliano Buendía y a mi escritor favorito.
Un beso y enhorabuena, Aurora.
Bello y original homenaje, Aurora, a tan magno escritor y a semejante obra inmortal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un relato ten mágico como Gabo, como tu, Au.
ResponderEliminarEnhorabuena. Me ha encantado .
Precioso, Aurora. Yo también me lo sigo encontrando en sus personajes y en el universo que creó cada vez que releo sus historias. Es inmortal. Ya lo era antes del Nobel, pero, por una vez, se hizo justicia.
ResponderEliminarQué bonito lo has contado.
Precioso homenaje, Aurora. Un beso.
ResponderEliminarMe gusta mucho. Por el homenaje, por lo certero, por la imagen. Y mucha verdad.
ResponderEliminarEl personaje abraza al autor y juntos recorren el último viaje del gran Gabo. Muy bueno, Aurora. Un abrazo.
ResponderEliminarTenemos a un loco genial, que de tanto leer libros de caballerías se imagina protagonista de todo tipo de historias, un personaje creado a partir de otros. El tuyo también es absorbido por sus propias fantasías, con la diferencia de que se trata del propio autor, y no de uno cualquiera, a quien le haces un hermoso homenaje. Viendo cómo está la realidad, muchas veces estaríamos mejor dentro de una novela.
ResponderEliminarUn abrazo, Aurora