Naturaleza muerta
En la penumbra de una tarde serena, cada estancia vacía de la casa abandonada recoge sombras de tristeza sobre reflejos de nostalgia en mate. Afuera, en la sinuosa senda del aljibe, la hojarasca seca que cubre el polvo añejo camufla la huella de los últimos pasos inseguros de la niña.
Cruda y triste historia contada con una mera descripción que, como tal, está llena de adjetivos, encargados en este caso de crear una atmósfera dolorosa y trágica, acorde con la magnitud de la desgracia. Sorprendente relato viniendo de su autor, y no por su gran calidad (algo previsible), sino por el género abordado. Genial título también.
ResponderEliminarEnhorabuena, Rafa.
Un abrazo.
Sí, esta vez cambié de registro. Celebro que te agrade.
EliminarGracias, Enrique.
Un abrazo.
Me gusta el ritmo y además consigues que sea muy visual. El dolor está presente. Precioso.Un beso.
ResponderEliminarHe intentado crear el ambiente más adecuado a la historia y su final.
EliminarGracias, Maite.
Un beso.
Una dulce vida que se extingue trágicamente, arrastrando otras existencias que lucharán por sobrevivir al recuerdo y la pena. Precioso y triste relato, Rafa. Un abrazo.
ResponderEliminarJustamente es lo que he querido transmitir.
EliminarGracias, Salvador.
Un abrazo.
Bellísima forma de narrar una durísima historia. Impecable.
ResponderEliminarAplausos mil para tus 50!!!
¿Mil a cambio de cincuenta? Una ventajosa oferta.
EliminarGracias, Gladis.
Un abrazo.
Hola, Rafa: me ha gustado mucho, un micro increíble con la dificultad de ser muy descriptivo y por supuesto excepcionalmente narrado. Se palpa la tristeza, casi puedo ver los colores grises y mates dentro y fuera de la casa. Y el final es brillante, espeluznante, me ha hecho estremecer al comprender la dimensión del drama que motiva el abandono de la casa.
ResponderEliminarEnhorabuena, un abrazo
Gracias, María. Me complace que hayas captado plenamente todo lo que quería transmitir.
EliminarUn abrazo.
Una casa llena de recuerdos que pugnan en contraste. Por un lado, la alegría que siempre dan los niños, por otro, el rastro de un accidente fatal y del mayor de los dramas. Esos "reflejos de nostalgia en mate" están muy logrados. Un relato descriptivo, lejos del humor fino al que nos tienes acostumbrados, pero igual de meritorio.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa
Si te he sorprendido con mi cambio de registro ya estoy satisfecho. Si además te ha gustado, doblemente.
EliminarGracias, Ángel.
Un abrazo.
Magnífico micro merecedor de ser laureado.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Gracias, Maca. Tu comentario ya es un bonito premio.
EliminarUn beso.
Rafa, aunque tarde, he de decirte que me has sorprendido con el cambio de registro. Lo leí sin nombre de autor. Me ha encantado. Enhorabuena y un gran abrazo.
ResponderEliminarGracias, Carmen. De vez en cuando trato de no encasillarme.
EliminarUn fuerte abrazo.
Rafa, con este relato me has despistado. No conocería la autoría como sí lo he hecho en anteriores ocasiones. Muy bien ese cambio de registro. (¿O lo haces para despistar al prójimo? El prójimo mes lo veremos!)
ResponderEliminarHa sido para despistar al ahijado, con el prójimo no me meto.
EliminarGracias, Isidro.
Un texto maravilloso, desde el título a la última palabra. El soberbio uso de la adjetivación le confiere una plasticidad casi pictórica; de hecho, me parece estar ante "un cuadro evocador de una tragedia".
ResponderEliminarFelicidades, Artista!!!
Resulta excesivo llamar Artista (y además con mayúscula) a un simple juntaletras, pero se agradece y el halago recompensa con creces el esmero puesto en el relato.
EliminarUn beso para esa doblemente misteriosa lectora, por anónima y por admiradora.
Buenísimo. Muy cuidado formalmente. Una historia estremecedora.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Ernesto. Está hecho para lecores como tú.
EliminarAbrazo.
Precioso relato Rafa. Se siente el vacío de la casa. Las ausencias, que aunque no se detallan, se perciben y sobre todo por los pasos inseguros de la niña. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, María Luisa. Me complacen tus percepciones del relato.
EliminarUn abrazo.
¡Qué preciosidad de micro! (con ese dolor que nos llega...)
ResponderEliminarCuentas, sin contar, y de forma visual y poética.
Rafa, tienes que dejarnos más joyas de este otro registro tuyo, que aplaudimos (también) con admiración.
Un petó.
Carme.
Gracias, Carme. Yo mismo estoy sorprendido de que me haya salido algo así. Intentaré repetir.
EliminarPetonets.
Se me pasó decírtelo en abril, pero te lo digo ahora: este relato demuestra a la altura literaria que puede llegar tu pluma.
ResponderEliminarPrecioso cuento.
¡Bravo!
Pablo
Gracias, Pablo. Siempre tan generoso en tus comentarios.
EliminarAbrazos.