Nepotismo ilustrado

Como en una torrentera, encadenados lomo con lomo, uno detrás de otro, como si fueran un único todo. Por la ventana de la biblioteca municipal huían, cual cascada de títulos, los libros allí custodiados, añorando a la ordenada doña Virtudes, ya jubilada. Escapaban de la nueva, sobrina carnal del alcalde.
Escrito por José Antonio Barrionuevo - Twitter

9 comentarios :

  1. Ah, José Antonio, que listos son los libros que entienden hasta de enchufados. Nadie podrá ponerse a la altura de la vieja y amable bibliotecaria. Hasta el nombre le es propicio, doña Virtudes, toda una mujer virtuosa que supo cuidar de los viejos y nuevos libros. Me ha gustado mucho, una idea brillante. Muchos abrazos, José Antonio.

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  2. Esos almacenes de sabiduría que son los libros no podían consentir la injusticia ni el favoritismo.
    Muy original y muy buen título, José Antonio
    Un abrazo

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  3. Si es que no tiene color, las viejas bibliotecarias que se sabían de memoria dónde estaba cada libro... sin necesitar un Máster en Archivística ni en Biblioteconomía. Excelente relato, con el punto justo de ironía. Un abrazo.

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  4. Qué sabios los libros. Hasta los he visto escapar. Me ha encantado.
    Un beso.

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  5. Ni los libros se escapan de los estragos del enchufe. Me ha gustado tu original propuesta, José Antonio.
    Un abrazo.

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  6. No sé por qué os sorprendéis de la actitud de los libros. Es que creíais que los libros son tontos? ¡Por favor! Jejeje!
    Muy bueno tu relato, amigo Barrio, tienes un toque especial de ironía que te hace grande.
    Un fuerte abrazo

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  7. Mucha sorna y buenas letras en este relato del que me voy ya porque veo venir a la nueva bibliotecaria y...¡libros para qué os quiero! Un abrazo, José A.

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  8. Original idea con un poco de retranca, y crítica hacía las nuevas generaciones de la Lose. El terror ahuyenta la cultura. Espero que haya h algún estudioso ancianito que les dé cobijo en su seno, para no morir.
    Saludos afectuosos.

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  9. La cultura parece huir de la corruptela y la necedad como estas por definición lo hacen de ella. Nos muestras una imagen poderosa la de esos libros poseídos por el pánico —o quién sabe si por el rechazo— de verse bajo la tutela de quien no va a saber apreciarlos. No en vano, en situaciones que duele recordar, el caer en manos inapropiadas otras veces los ha convertido en pasto de las llamas (sálvese de este juicio el donoso escrutinio que en el Quijote hacen el cura y el barbero de los libros del hidalgo).
    Enhorabuena, José Antonio. Gran propuesta.
    Un abrazo.

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