El culpable

—¿Debo decidir ya?

—Se marcha a Roma.

—Quizás me haya equivocado.

—Lo llevas grabado en el alma. Ya tengo la pistola. Mañana, antes del anochecer. Y no temas, señor Diputado. No saldrás en el periódico, ni nadie sabrá que, en el seminario, alguien te cerró los ojos a la inocencia.
Escrito por Carmen Hinojal

9 comentarios :

  1. Eduardo Martín Zurita2/5/18, 13:27

    Hola, Carmen.
    El presente es el precipitado histórico del pasado. Esos seminarios son culpables de tantas cosas... Un texto donde mantienes a la perfección la tensión narrativa que termina explotando como estalla un brote, con la máxima intensidad. Qué bien viene que alguien te cubra las espaldas y haga el trabajo sucio, tal vez el que robó la inocencia a ese di-putado o padeciendo también los abusos. Mi mayor enhorabuena y un beso grande.

    ResponderEliminar
  2. Que cada uno debe pagar por lo que ha hecho es algo evidente. Otra cosa es tomarse la justicia por la mano, o a través de mano ajena, que viene a ser lo mismo, como sucede en este caso concreto. Una ejecución sumaria, de forma fría, con pena máxima, no puede ser de recibo entre personas civilizadas. Ese "quizá me haya equivocado" de la víctima deja una sombra de duda sobre la autoría del daño que, sin duda, le hicieron, que no hace sino dar argumentos a la prudencia a la hora de adjudicar un culpable, o al menos, a intentar un juicio justo, pero el amigo y aparente benefactor parece con ganas de matar, por puro gusto, a la espera de una excusa, aunque sea débil.
    Un relato que ahonda en el espinoso tema de la justicia y su aplicación.
    Un saludo, Carmen

    ResponderEliminar
  3. Un hombre de poder que a pesar de haber rehecho su vida tras la horrible humillación del abuso infantil, necesita venganza. Aquel crimen ni lo olvida ni lo perdona, asi que recurre a alguien de confianza que no tendrá remordimientos de ser otro monstruo por él.

    ResponderEliminar
  4. Muy buenos comentarios amigos Eduardo y Ángel y amiga Ana. El tema es ya escabroso de por sí, nadie debe tomarse la justicia por su mano, y nadie debería abusar de la inocencia de un niño, y menos la persona que debiera ser su eje de conciencia para emprender la vida de la mejor manera posible. Gracias a todos por vuestros comentarios. Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. La venganza...a veces no me extraña y eso que no se puede tomar la justicia por su mano.

    ResponderEliminar
  6. No creo casual que la muerte por venganza se planea por alguien de la alta política, lugar reservado a gente con escrúpulos distraídos.
    Los relatos con diálogos no son fáciles, pero tú lo has resuelto estupendamente.
    Felicidades, Carmen.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Has sabido mantener la tensión hasta el final. El tema de la pederastia es doloroso y muy grave, máxime cuando se ejerce una autoridad moral sobre la víctima. Pero al político no le duelen prendas para contratar a un sicario que vengue los abusos sufridos en la infancia. No hay personaje que se salve en esta cruda historia.
    Felicidades y besos, tocaya.

    ResponderEliminar
  8. María Sotés16/5/18, 16:50

    Hola, Carmen. Me ha gustado mucho el planteamiento, casi de novela negra o thriller policiaco. Venganza, motivos, oportunidad… hasta el ¿fiel guardaespaldas que lleva con el protagonista desde su juventud? y su pequeña dosis de humanidad ante las dudas del último momento: «lo llevas clavado en el alma». Me ha encantado.

    ResponderEliminar
  9. Excelente crítica, tanto respecto al problema de los abusos a los más indefensos por parte de quienes supuestamente representan la pureza del alma como a la hipocresía y las falsas apariencias de la clase política. Lo uno lleva a lo otro, y para erradicar el problema hace falta valentía por todos los frentes. De fondo, un mismo problema: las bajezas camufladas de la sociedad Enhorabuena.

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!