El mal supremo

Cuando te hablan del Mal, con mayúsculas, te lo imaginas terrible, cruel, siempre lejano.

Jamás creerías que se encuentra en tu calle, escondido en la persona de un amable zapatero remendón.

Nunca imaginarías que quien puso tapas a tus zapatos fue torturador en centros de detención de la dictadura argentina.
Escrito por Gloria Arcos Lado

10 comentarios :

  1. Cúantas veces se habrá dado este caso; como esos nazis que luego se dedicaron a los más variados quehaceres, intentando ocultar esa maldad tras una máscara de docilidad. Ellos, que tanto mandaron... Muchos fueron pronto desenmascarados, pero otros no lo fueron con tanta facilidad. Tu texto también me da para reflexionar, seguramente metiéndome en algún berenjenal. Sí, ellos fueron la personificación del mal más arbitrario, pero me pregunto si se "merecen", los que se "vieron obligados" por el ambiente, por su juventud, por el miedo a los mandos a actuar como lo hicieron el castigo que supone esconderse durante años y años, lejos de todo lo que conformaba su vida. Seguramente, sí. Pero ¿con semejante ansia de revanchismo, no mostramos parecida maldad, aunque la nuestra esté escrita con letra minúscula? Buen texto, Gloria. Saludos y suerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jesús, la verdad es que no sé si es revanchismo esa persecución. para muchos es señal de que la Justicia actúa, que hay algunos delitos tan graves: asesinatos, desapariciones, torturas... que no se pueden enterrar bajo el manto de la Historia. Yo me quedé muy sorprendida cuando me enteré por los medios de comunicación que detrás de ese señor tan amable que ponía tapas a mis zapatos se escondía un terrible torturador. ¡Jamás lo hubiese imaginado!

      Eliminar
  2. El pasado no se puede borrar por muchas sonrisas que se esbocen. La semilla del mal aún sigue en su alma. Muy bueno, Gloria. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé si la distancia del lugar y del momento de aquella terrible dictadura pudieron hacerle enterrar en lo más profundo de su memoria aquel atroz pedazo de su biografía. A lo mejor, como tu dices, en algún rincón de su alma sigue perdurando el Mal con mayúsculas. Un saludo, y gracias por comentar, salvador

      Eliminar
  3. Chicos, una vez más este relato es realidad. El zapatero de mi barrio fue detenido tras ser acusado de ser torturador en tres centros clandestinos de Argentina. Vivía en España tranquilo arreglando los zapatos de los vecinos de mi barrio, entre otros, los míos. Uno se cree que el Mal tiene una cara horrible y atroz, nunca la de un viejo agradable y amable. Cómo dice, Jesús imagino que ya cumplió parte de su penitencia teniendo que huir de su país.

    ResponderEliminar
  4. Gloria, solo con que el personaje fuese ficticio, la encarnación del mal ya sería verosímil; pero saber que lo has conocido personalmente, ignorando su identidad, estremece. La justicia debe hacer su papel. El Mal no debería quedar impune.
    Tremendo micro. Besos.

    ResponderEliminar
  5. Sí y creo que lo está pagando. Me parece que lo extraditaron para que pagase por el terrible daño que causó. La Historia por desgracia está llena de casos como estos. Muchas gracias por tus comentarios tan amables. Y hasta pronto. Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Todos tenemos dos realidades, la que se ve desde afuera y la que está en nosotros.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Sí pero espero que no sea tan grave esa diferencia. Un abrazo. Gloria

    ResponderEliminar
  8. Toda una historia, no por lo inverosímil, se sabe de verdaderos monstruos que tras sus atrocidades pusieron tierra de por medio y se escondieron bajo identidades falsas, lo tremendo en este caso es que a uno de ellos lo tuvieras tan cerca. Impacta. Un beso grande, Gloria.

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!