Invasión sutil
Aquella mañana todo era maravillosa o angustiosamente rutinario, todo parecía ir como siempre, menos para él; sus constantes vitales dejaron de serlo.
Ellos respiraron de alivio (bueno, aunque en realidad no respiraban, sí se aliviaron), y pudieron, por fin, certificar la muerte del último humano en su tan apreciado planeta.
Ellos respiraron de alivio (bueno, aunque en realidad no respiraban, sí se aliviaron), y pudieron, por fin, certificar la muerte del último humano en su tan apreciado planeta.
A menudo pensamos en invasores galácticos agresivos, con rayos láser y cosas peores. Los de tu relato aplicaron esa filosofía de "siéntate para ver pasar el cadáver de tu enemigo". Seguro que tras analizar a la raza humana, tan belicosa y poco cuidadosa con su propio entorno, decidieron, con acierto, que solo era cuestión de tiempo que cayesen por sí mismos.
ResponderEliminarEl relato de un apocalipsis sutil, casi elegante.
Un abrazo, Marca
Gracias por comentar, Ángel, campeón!!! Das en el clavo, como siempre!! Jejeje
ResponderEliminarUn abrazo!!