Engaños

—Estoy bien, tranquilo —dije dándole la espalda a mi amigo. En cuanto salí del edificio eché a correr. Cada minuto que pasaba corría más deprisa por la calle, provocando las miradas de desaprobación de la gente. Esa maldita persona a la que yo llamaba "novio" me había vuelto a engañar.
Escrito por Kaia - Web

La vida empieza hoy

No lo pensó dos veces. Llevaba tanto tiempo encerrada que se había olvidado del mundo real.

Una vez salió, se tapó los ojos con la mano; le costaría adaptarse a la luz. Tocó la hierba húmeda y se maravilló con el canto de los pájaros... Le dijo adiós al miedo.
Escrito por Jackie Napier - Web

Urgencias

Esta vez me he pasado debería contenerme cómo carajos harán los jabones verdes tengo que concentrarme voy a tener que ir a un médico mecagüen el crío del vecino ya podía meterse la flauta por el mmmpppfff no sale nuncaaa joder vamos tú puedes Yiaaa ¡Chof! La cagué. Por fin.
Escrito por Tuso - Web

Duelo en el ocaso

Nuestras miradas se cruzaron desafiantes; había tensión en el ambiente. Un par de segundos bastaron para tener mi oportunidad; mi tarta de merengue fue más rápida y certera que la suya de chocolate, impactando plenamente en su cara. Acababa de empezar la tradicional batalla de tartas de fin de curso.
Escrito por Emilio NB - Web

La voluntad del abuelo

Antxon contempló las 80 velas de su enorme tarta. "¡Pide un deseo!", decían. Cerró los ojos.

Toda su familia peinaba canas. ¡Estaban hasta sus nietos! Todos arrugados y achacosos. Entre abrazos, reían y contaban historias tremendas. Él era uno más. De pronto, se sintió joven.

No quedó una vela encendida.
Escrito por Álex Garaizar

La verdad

El presidente del gobierno se ajustó la corbata y trató de poner buena cara, pues su rueda de prensa iba a ser televisada.

Soishhh unoshhh gilipollashhh bramó.

La gente no daba crédito a sus palabras pero prefirió tragar saliva, porque en realidad sabían que lo que decía era completamente cierto.
Escrito por Gregory Pez - Web
Elegido mejor relato de junio de 2013

Varias tretas

Intentaba asesinar al gato con veneno. Ponía heavy a las tres de la madrugada. No había día en que no intentara alguna treta. Llegó incluso a pensar en un asesinato que pareciera accidente, pero no ideaba nada. Mientras, su vecino, imperturbable, seguía vertiendo abundante lejía sobre su ropa recién colgada.
Escrito por El sastrecillo valiente - Web

Not for Ailec

Negras gambas se acurrucan, insomnes y festivas, bajo las escarchas de las farolas mientras, hacinada bajo la bóveda polícroma de noche, cuaja indolente la sangre de los bolígrafos en letras que nunca leerás, en palabras que nunca oirás. ¿Para qué una nota de suicidio? Sonríes cansada preparando tu apoteósico ahorcamiento.
Escrito por Ana Mopu