Tres siglos de retraso

El joven Issac concluyó su jornada de becario con ganas de botellón. Bailaba reguetón en un antro cualquiera cuando vio precipitarse un cubata contra el suelo. Fuera de sí por la súbita epifanía, exclamó:

—¡¡Eureka!!

Hoy un selfie, tequila en mano, inmortaliza el momento en todos los libros de ciencia.
Escrito por Álex Garaizar

Marionetas

Nada le gustaba más que estar con su madre, conocer a sus novios, sonreír con sus bromas, aceptar los regalos, asustarse sin motivos, dar un respingo, echarse a llorar, simular miedo, callar, repetir que era secreto e intentar tapar los morados que él mismo se hacía por todo el cuerpo.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web

Mi consejera

Por más relatos que escribo ninguno le convence. Los acusa de cursiladas sin destello mientras me sugiere: "Sé sarcástico, ingenioso, deja tanto romanticismo". Recorro las esquinas de mi inspiración buscando otra historia, pero enseguida vuelvo a pensar en ella y me doy cuenta de que el próximo tampoco le gustará.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

Os percebeiros

Nolinho piensa que Dulce respira con la cadencia del oleaje. Ella no le habría permitido quedarse. Pero él no se mueve del sitio. Solo teme su cansancio de viejo; sabe que el sueño, como el mar, es traicionero. Vigila el monitor. El gotero. Aprieta su mano en la séptima ola.
Escrito por Enrique Mochón Romera

El juego

He tenido que castigar al rincón al palo de fregona por haberme hincado una astilla en la carne. Sospecho que sabe robar caricias para luego lanzar su zarpazo. Que burla la ley natural para mimetizarse con las terminaciones nerviosas bajo la piel. No pretendía herirme, sólo jugaba a estar vivo.
Escrito por Belén Sáenz - Web

Pluriempleo

Terminado su trabajo, Mateo se encaminó a la Casa de Campo con la esperanza de terminar la noche sin sobresaltos y con algún dinero. Pero, como tantas veces, Lady Lune, la secreta personalidad del pulcro electricista, no encontró compañía y decidió no ponerse nunca más sus viejos zapatos de charol.
Escrito por Crispín - Web

Añoranza

Los microrrelatistas, de vuelta tras su entrañable encuentro, soñaban con volver a verse. De regreso a sus duras rutinas, imaginaban nuevos escenarios para compartir el próximo año en Valencia su amor a las letras y las fábulas. Mientras, deberían mantener ese punto de locura que les ayudaba a seguir cuerdos.
Escrito por Gloria Arcos Lado