La terapia
Encendió el lavavajillas, repasó la cocina y colgó el delantal.
—María, necesito ir al baño otra vez...
—Claro, cariño, ahora voy. Bajo primero a apagar el calentador —contestó ella.
Como cada noche, todo en el coche pareció estremecerse ante el brutal grito que profirió tras cerrar la puerta del conductor.
—María, necesito ir al baño otra vez...
—Claro, cariño, ahora voy. Bajo primero a apagar el calentador —contestó ella.
Como cada noche, todo en el coche pareció estremecerse ante el brutal grito que profirió tras cerrar la puerta del conductor.
Escrito por Álex Garaizar
Botones
Ya nunca veré la cara amable de la anciana vendedora. Ni en el escaparate las sartas de botones, que desde niña tanto me gustaban. La tienda no tiene quién la abra, encienda la luz, y coloque el muestrario.
Esta mañana había un cartel: SE TRASPASA O SE VENDE, POR DEFUNCIÓN.
Esta mañana había un cartel: SE TRASPASA O SE VENDE, POR DEFUNCIÓN.
Escrito por Carmen Hinojal
El descanso del dios
—Estoy cansado de esta carga —gruñó el titán.
—Pronto descansarás —dijo Zeus.
—Siglos quemándome con el sol que me rodea —retrucó el dios.
—Otro sostendrá a la Tierra —refutó Zeus.
—¿Quién tendría mi fuerza? —inquirió Atlas.
—Newton, pero cuando te remplace ya no vivirás —sentenció el padre de los dioses.
—Pronto descansarás —dijo Zeus.
—Siglos quemándome con el sol que me rodea —retrucó el dios.
—Otro sostendrá a la Tierra —refutó Zeus.
—¿Quién tendría mi fuerza? —inquirió Atlas.
—Newton, pero cuando te remplace ya no vivirás —sentenció el padre de los dioses.
Escrito por Daniel Quiroz Castro - Twitter
Una
Le serví el café en el sofá.
Cuando vi que el mando de la tele se le escurría, creí que era el momento de decirle, como siempre hizo él, que ansiaba su perdón y que lo quería mucho. También le dije que no volvería a ocurrir, pero aquí no mentía.
Cuando vi que el mando de la tele se le escurría, creí que era el momento de decirle, como siempre hizo él, que ansiaba su perdón y que lo quería mucho. También le dije que no volvería a ocurrir, pero aquí no mentía.
Escrito por Javier Palanca
Infieles
El hermano Leandro no era como los anteriores. Había algo en su semblante y maneras que le permitía lograr importantes avances en nuestra evangelización. En la tribu todos escuchábamos sus sermones boquiabiertos, dichosos de tenerlo entre nosotros, ilusionados con lo mucho que iba a halagar a nuestro dios su sacrificio.
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter
Ludópatas
Cada vez que vuelve del bar, taciturno, su mujer pone un barreño con agua para sus pies y prepara la cena.
Mientras comen le acaricia la cara y mira, sonriendo, a sus ojos. Ambos se saben perdedores; él en las tragaperras, y ella por apostarlo todo al as de corazones.
Mientras comen le acaricia la cara y mira, sonriendo, a sus ojos. Ambos se saben perdedores; él en las tragaperras, y ella por apostarlo todo al as de corazones.
Escrito por Miguel Ibáñez
El sombrero
Dos corcheas atravesadas echaron a mi dueño de la filarmónica. Desde entonces, trabajamos en la calle: él toca el violín mientras yo hago el pino. Los transeúntes dejan en mi boca monedas que recompensan nuestro arte: él cree que es por su música; yo sé que es por mi pirueta.